Críticas de espectáculos

‘Patético jinete del rock and roll’/Teatro a Teatro

Demasiado viejo para el Rock  & Roll

 

Obra: Patético jinete del rock and roll – Autor: Jesús Campos García – Compañía: Teatro a Teatro – Intérpretes: Miguel Palenzuela y Carlos Manuel Díaz – Iluminación: Juan Carlos Martínez – Escenografía y dirección: Jesús Campos García – Teatro del Mercado (Zaragoza) 28 de enero de 2011

Fue poco el público que se dio cita en el Teatro del Mercado para ver ‘Patético jinete del Rock and Roll’, obra con la que Jesús Campos García ganó el Premio Tirso de Molina en el año 2001. Él mismo firma la puesta en escena al frente de la compañía Teatro a Teatro, contando con los veteranos Miguel Palenzuela y Carlos Manuel Díaz en el trabajo actoral. En la nota que acompañaba la edición que del texto se hizo en el año 2002, Campos García se preguntaba sobre quién podría interesarse por una función como ésta, al margen de la moda, en la que no se canta ni se baila, donde no hay ningún alarde escenográfico y los personajes ni siquiera son jóvenes, sino dos viejos de noventa y setenta años, un padre (viejo rockero de los que nunca mueren) y su hijo, arquitecto municipal jubilado. No hay tampoco monólogos que nos hacen reír con chistes escatológicos, ni telúricas tragedias provocadas por la explosión de grandes pasiones humanas, ni conocidas caras televisivas.

Lejos de todo eso, ‘Patético jinete del Rock and Roll’ es una pequeña historia que transcurre en el año 2030, casi sin argumento. Una única escena entre un padre y un hijo en la que sólo se habla. Nada más. Pero nada menos. El teatro es un espacio para la palabra, un lugar en el que esta encuentra acomodo, en el que cobra otra dimensión y otro sentido. Por eso no es poca cosa que en esta función se hable. Y que se hable bien. Bien, porque el texto está construido con inteligencia, con diálogos fluidos que nos acercan recuerdos, los de una generación, que de algún modo son los nuestros; que nos dicen algo sobre lo que la memoria pierde y lo que la memoria guarda, pero sobre todo, sobre las ganas de vivir. Y bien porque el texto está bien dicho.

Esto, que debería ser algo que no llamase especialmente nuestra atención, cuando sucede nos resulta sugestivo sobremanera. Desde el escenario se proyecta la voz, oímos con claridad en todo momento, se vocaliza bien, el fraseo se produce sin prisas, con el ritmo y la cadencia requeridos… Debería estar de más hablar de estas cuestiones porque es lo que se espera que suceda, pero ocurre con tan poca frecuencia, que es de justicia señalarlo. Dos personajes, diálogos y dos actores, tal vez sean motivos suficientes para que alguien pueda interesarse por una función como esta.

Joaquín Melguizo

Publicado en Heraldo de Aragón 30 de enero de 2011

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