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Che Mariño

El pasado 17 de mayo, coincidiendo con el Día de las Letras Gallegas, recibí una muy buena noticia. El Ayuntamiento de Cangas do Morrazo le concedió el Premio Xohán de Cangas a la Obra Cultural a Che Mariño, María Xosé Mariño Abal.

Todos los premios a personas que los merecen son una alegría, porque siempre es bonito ver a la gente contenta. Sin embargo, en el campo de la cultura y, en particular, de las artes escénicas, aún me alegran más por el activismo y la generosidad que muchas veces implica trabajar en esos ámbitos, tan necesarios para hacer una sociedad más humana y sensible y tan poco valorados por el sistema de las conveniencias económicas y empresariales.

Siento una profunda admiración por Che Mariño, con quien comparto militancia en el campo de las artes escénicas desde hace años. Admiración por su carácter fuerte y tierno a la vez, por su buen hacer, porque estar con ella siempre es una fiesta, porque tiene una chispa que ni Dios… Llevamos casi veinte años metidos en la ‘erregueté | Revista Galega de Teatro’, de la que ella es pieza fundamental. Fuimos compañeros en el Consejo Asesor del Centro Dramático Gallego, junto con Manuel Lourenzo, Xesús Ron y Carmen Domech, en la época en que lo dirigía Cristina Domínguez Dapena. Viajábamos juntos a Compostela para ir a las reuniones que, en ese momento, siempre eran en cuerpo y alma, todavía no existían las videoconferencias, y en los viajes removíamos Roma con Santiago. A veces era ella quien conducía, otras veces conducía yo y como Che tiene diversidad funcional, en ese momento andaba con muletas, ahora utiliza silla de ruedas, entrábamos al centro histórico con el coche, lo cual también era una novedad para mí. Con Che he aprendido muchas cosas útiles para la vida y también me ha ayudado a revisar mis prejuicios y a darme cuenta de que el concepto «discapacidad» o «deficiencia» es totalmente erróneo cuando se aplica a personas con diversidad funcional.
¡Ojalá tuviera la fuerza, la destreza y la gracia que tiene Che! También estuvo muchos años trabajando en organizaciones que se ocupaban de mejorar las condiciones de las personas con algún tipo de diversidad funcional. Y también hace mucho tiempo, aunque a mí me sigue pareciendo una joven con el aspecto de pirata aventurera de la península del Morrazo, que es una de las impulsoras principales de la Muestra Internacional de Teatro Cómico y Festivo de Cangas, la MITCF. De hecho, es la actual presidenta de la Asociación Cultural Xiria, organizadora del MITCF, que celebrará, del 25 de junio al 8 de julio de 2023, su 40 edición, con la dirección artística de otra genia de exquisita sensibilidad, la dramaturga María Armesto.

Por cierto, uno de los significados de «xiria» es energía, ánimo, coraje, valor. Che Mariño es eso y mucho más. Con ella he compartido momentos de alegría, pero también momentos de crisis, cuando parece que caminas sobre la cuerda floja y estás a punto de caer, en esos momentos la mano de Che siempre está dispuesta para ayudar.

En general, los premios suelen premiar a personas que son muy visibles, que están en el candelero o de actualidad, que están de moda, que se hacen notar. Sin embargo, de Che Mariño o sobre Che Mariño no leerás ningún artículo ni aquí ni en otros medios, ni la verás actuar en el escenario, ni leerás su nombre, entre quienes integran los equipos artísticos, en los programas de mano o carteles de espectáculos. No obstante, es una profesional indispensable de las artes escénicas, como muchas de las invisibles sin las cuales no habría teatro, ni danza, ni circo, ni publicaciones como la ‘erregueté | Revista Galega de Teatro’. Esa es también una de las razones por las que me alegra tanto este Premio Xohán de Cangas a la Obra Cultural para Che Mariño, porque hace visible y evidente la importancia de las personas que organizan, gestionan y apoyan el evento escénico y todo lo que se mueve a su alrededor.

Pero, además, qué bonito que una buena persona como Che se lleve un premio así, de esas personas que no andan pisoteando cabezas para ascender, de esas que trabajan como hormigas sin competir con nadie, en este contexto donde la competencia parece ser la tónica y donde la ley del más fuerte y del que más se hace notar parece ser la receta. En este contexto en el que todavía importan las apariencias, la belleza, la juventud y la buena figura, establecidas por el canon capitalista occidental de la moda y su tendencia eugenésica. El aspecto de éxito y de triunfo, de estar delante, de ir de primera… Para mí Che es la impugnación feliz de todo eso. Para mí Che es “queer”, una verdadera heroína, por quien siento, repito, una profunda admiración. ¡Me alegro de que exista y de tener la suerte de conocerla y trabajar con ella!

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