El Chivato

Francisco Rabal muere en Burdeos

El actor Francisco Rabal ha muerto esta tarde (29-08-01) en la ciudad francesa de Burdeos cuando regresaba en avión desde la ciudad canadiense de Montreal. Según informó a Europa Press Teresa Rabal, hija del fallecido, su padre se sintió indispuesto en el avión, en el que sufrió un ataque de tos. Al parecer, el avión aterrizó de forma extraordinaria en Burdeos para que el actor recibiera atención médica, pero nada se pudo hacer por su vida. El fallecimiento se certificó pasadas las cinco de esta tarde. El actor Francisco Rabal, fallecido esta tarde a los 75 años de edad en un avión que se vio obligado a aterrizar en Burdeos, regresaba del la 25 edición del Festival des Films du Monde de Montreal, donde, el pasado sábado, día 25, recibió un homenaje.
Tras la proyección de una de sus películas más míticas, ‘Nazarín’, de Buñuel, Rabal, de esmoquin y emocionado, dirigió unas palabras. El actor ya estuvo presente en este certamen cinematográfico hace 10 años, cuando recogió un premio por su trabajo en ‘El hombre que perdió su sombra’.
Por su parte, el Festival de Cine de San Sebastián, cuya edición número 49 abrirá sus puertas el próximo 20 de septiembre, le otorgará el Premio Donostia en reconocimiento a toda su carrera.
Nació el 8 de marzo de 1926 en Aguilas (Murcia) en el seno de una familia humilde. Durante unos años realiza los más variados oficios, desde vendedor ambulante, hasta empleado en una fábrica de chocolate. Durante la postguerra, trabaja como electricista en los Estudios Chamartín y comienza a participar como figurante en algunas de las producciones de los citados estudios. Siguiendo los consejos del poeta Dámaso Alonso empieza a trabajar en el teatro. Se convirtió en uno de los galanes jóvenes más solicitados por los directores de la postguerra, como Rafael Gil, José Luis Sáenz de Heredia y Francisco Rovira Beleta (Hay un camino a la derecha, 1953). Sus afinidades politicas le acercaron a directores como Bardem (Sonatas 1959, A las cinco de la tarde 1960) Saura (Llanto por un bandido 1963) y Buñuel, que le ofrece el papel de Nazarín, (1958), y le vuelve a llamar para Viridiana (1961) y Belle de jour (1967). Trabajó también con directores como Torre-Nilsson (La mano en la trampa, 1961; Setenta veces siete, 1962), Antonioni (El eclipse, id.), Rivette (La religiosa, 1966), Glauber Rocha (Cabezas cortadas, 1970)y con directores españoles (Las largas vacaciones del 36, J. Camino 1976); Epílogo, Gonzalo Suárez, 1983; Padre nuestro Francisco Regueiro, 1985). Por su trabajo en Los santos inocentes (Mario Camus, 1984) recibió un premio de interpretación en Cannes, que compartió con su compañero en la película, Alfredo Landa.

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