Entrevistas

José Luis Alonso de Santos: Donde me siento más cómodo es inventando universos y personajes

La Asociación de Autoras y Autores de Teatro AAT, homenajea a José Luis Alonso de Santos nombrándolo Socio de Honor, en un acto que tendrá lugar dentro de las actividades de la edición de este 2022 del SILT, el Salón Internacional del Libro Teatral, que se celebra del 20 al 23 de octubre en el Teatro Valle-Inclán de Madrid. 

Conversamos con este hombre de cultura nacido en Valladolid en 1942, que vive en Madrid desde 1959 y que se introduce en los medios teatrales, alternativos y universitarios a lo largo de los años sesenta, participando en grupos como el Teatro Experimental Independiente o Tábano y que adquirió notabilidad dirigiendo el Teatro Libre de Madrid. Su trayectoria es larga, casi infinita, sesenta años dedicados al teatro principalmente. Ha escrito guiones para cine y televisión, literatura infantil y alguna novela. Sus obras han sido editadas tanto en España como en el extranjero y se han publicado también ediciones críticas de varias de ellas.

Ha dirigido más de treinta obras teatrales de autores como Brecht, Aristófanes, Synge, Calderón, Baroja, Valle-Inclán, Plauto, Shakespeare y Arniches, así como algunos textos propios. Ha sido profesor de Escritura Dramática en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD) y director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Ha ganado, entre otros, los premios Ciudad de Valladolid (1977), Gayo Vallecano (1981), Tirso de Molina (1984), Nacional de Teatro (1986) y el Max (2005).

Estrenó su primera obra original en diciembre de 1975: ¡Viva el duque nuestro dueño! Después vendrían –por citar algunas de sus obras más conocidas y populares de entre la treintena escrita– La estanquera de VallecasEl álbum familiarBajarse al moroPares y NinesYonquis y YanquisSalvajes y La cena de los generales, entre otras muchas otras de destacada importancia, que se siguen representando.

Carlos Gil Zamora

–¿Cómo fue tu primer contacto con el teatro?

–Mi primera relación con el teatro, seguramente, fuera representando tebeos para otros niños, en las escaleras de mi casa. O sea, empecé por el público

–¿En qué momento sentiste el “veneno” del teatro?

–Eso del veneno, creo que hay dos factores. En mi época de instituto cuando estamos estudiando, que es cuando se fijan las vocaciones, pues había dos facultades que yo tenía o dos facilidades que creo que me orientaron. Una, la comunicación, pues era el que recitaba, el que hablaba, el que tal… Otra, la literatura, me leía los textos, me los aprendía, era lo que me gustaba y donde sacaba buena nota, por lo que estaba condenado a la literatura y la actuación.

¿Tus primeros pasos como dramaturgo fueron por vocación o por necesidad circunstancial?

–Las dos cosas, mis primeros pasos como dramaturgo fueron por vocación y por las circunstancias. Los grupos de teatro tanto en el instituto, como en la universidad, como en el teatro independiente, siempre que hacía falta una adaptación o arreglar un texto, pues me miraban a mí. Yo era el que lo hacía. ¿Por qué? Porque tenía más facilidad, o porque lo hacía antes que los demás. Había algo en mí, había una inclinación. Yo era el que es escribía textos, de escribir adaptaciones. De escribir palabras, escribir cosas, a escribir obras de teatro había un paso.

Ahora hay miles de talleres de escritura, ¿cómo fuiste fundamentando tu técnica para convertir las historias en material escénico?

–Hay dos formas. Una es común, yo creo es leyendo una y otra vez los clásicos. Mi primer texto antes de Viva el Duque, nuestro dueño, fue una versión de los autos de Calderón, que ahora se van a publicar, después de sesenta años, de los autos sacramentales. Yo estaba todo el día con Calderón, Lope, Chejov, Shakespeare, es decir con mis maestros. Si uno tiene la oportunidad, si eres escritor de teatro de tener a los mejores maestros del mundo. Y luego había un maestro real, para la práctica real para el contacto con los actores, con el conflicto, que era William Leyton, yo era su ayudante de dirección, alumno suyo y yo lo he aprendido todo de los clásicos y de Leyton.

–¿Existe un momento concreto en el que te sientes dramaturgo, o autor, para entendernos, por encima de cualquier otra cuestión?

–Existe un momento en que tú haces de todo en el teatro, yo era actor, daba luces, dirigía, escribía textos. Hay un momento que es la sociedad que te decanta. Hay cosas que pueden hacer todos y otras cosas que no hacen todos y te miran a ti. No hay obra y te toca escribirla. Y tú tienes facilidad, como dije en la primera respuesta, y es un elemento clave para un escritor, pienso yo, claro, pero dándole a la palabra una cierta interpretación, Por encima de todo era dramaturgo. Luego que cuando eres escritor, lo puedes hacer en cualquier circunstancia, en el hospital, la cárcel o debajo de un puente y para dirigir necesitas a los demás.

Al principio escribías, dirigías, y de manera paulatina el autor se encaramó unas posiciones muy por encima del director, ¿cómo sentiste esas circunstancias?

–Haber elegido, si tuviera que elegir, la especialidad de escritor, de autor, aparte del amor a la literatura y una serie de características, es una cuestión de carácter, los autores somos un poco autistas, escondidos en un rincón y tomando nota de la conversación. Es una forma de ser, yo donde me siento más cómodo es inventando universos, inventando personajes, partiendo del vacío, partiendo de la nada.

–Tienes una larga lista de obras estrenadas, algunas que han sido indudables éxitos, otras que duran a lo largo de los años, ¿cuál es para ti la que consideras conseguiste acabarla como la habías pensado?

–Todas las que he publicado. Porque las que no he conseguido lo que quería pues las he tirado a la papelera. Un escritor normal siempre tira muchas más obras de las que publica. Si no, no es un escritor. Las que he publicado en ese momento estaba de acuerdo, si no, no las hubiera publicado. Si he publicado cerca de cincuenta obras largas, más las cortas, otras tantas han ido a la papelera o barradas del ordenador. Primero escribo, lo guardo, lo leo despacio como si fuera mi pero enemigo y si no me convence lo tiro y ya está. Y si la publico es porque estoy de acuerdo.

¿Qué se siente al ver que hay textos tuyos eternos, esos que hace décadas que se reponen, que sirven para grupos aficionados o recién formados, aquí y allá dónde los conocen?

–Cuando veo hacer mis obras en España o en el extranjero, ahora mismo grupos más o menos importantes, pequeños, de estudiantes hay muchos haciendo mis obras de hace treinta, cuarenta o cincuenta años, se hacen constantemente. Me siento útil por encima de todo. Un escritor siente que si sus obras sirven para algo es mejor que si están escondidas en la biblioteca y no las usa nadie. Porque el teatro, sí, es para leer, pero por encima de todo es para hacer, para ser material útil a la gente de teatro de cualquier categoría y división, estudiantes o la mejor compañía del mundo.

Jose Luis Alonso de Santos
Jose Luis Alonso de Santos en su lugar de trabajo

–Eres uno de los autores vivos más representados, se han publicado casi la totalidad de tus obras, ¿tienes alguna no estrenada que te gustaría ver en pie?

–Sin duda la última, Los jamones de Stalin, primero porque no tengo muchas ganas de luchar en la trinchera para que se haga y después por su temática, complicada,  no es políticamente correcta. seguramente. Y por su largo y costoso reparto, veo que difícil que se ponga. No corresponde con las obras que se ponen normalmente. Es lo que escrito ¿Se va a ver presentada? No lo sé. Si no se ve ahora, ya se verá después. Todas mis obras se han ido viendo, todas, unas con más facilidad que otras. Si están ahí, están en los libros, tiene vida propia y se pondrá el año que viene o dentro de diez años . 

–Tu relación con la televisión, ¿aportó a tus textos teatrales algo específico?

–Yo creo que no aprendí mucho de la televisión. He escrito series y capítulos. ni aprendí mucho yo serví mucho para la televisión. Las reglas de juego de la televisión y yo no llegamos de acoplarnos del todo. Creo que tuve el buen criterio de que como no nos entendíamos, cada uno por su lado. No pedir peras al olmo, ha sido mi principio fundamental, para que liarse. Estoy en los sitios donde soy necesario, donde vengo bien y yo me lo paso bien, En cuanto alguno de estos factores no se da, me voy. 

–¿Qué recuerdos guardas de tu experiencia como gestor? 

–Mis recuerdos de mis años como gestor, que me ha tocado hacer tareas de gestión en diversos sitios, son regulares. No he sido nunca un buen gestor. Por un factor clave, Me aburro en las reuniones, me aburro mucho, me marean, estas cosas tan largas. Y luego una reunión y otra. Tremendo para mi carácter. No soy hombre de reuniones, soy más bien un autista escondido en un rincón con un ordenador, unos folios o unos actores.

–¿Te parece adecuada la evolución de la Academia de las Artes Escénicas, de la que fuiste presidente fundacional?

–Me parece en parte bien, y en parte no. Sospecho que es normal estas dudas mías. No es un tarea fácil mantener la idea inicial de la Academia, mantener esos objetivos, mantenerlos de verdad, es bastante complicado. Por eso disculpo no vayan o no sean como yo creo que deberían ir.

–Desde tu mirada muy experimentada, ¿cómo ves la dramaturgia española actual?

–Tampoco lo veo todo, ni lo leo todo, pero por lo que veo y oigo, sospecho que hay un término medio, que hace falta tiempo para que se decante el trigo, la paja, lo que vale, lo que no vale. , una cosa es escribir una obra de teatro, proyecto, un boceto y otra cosa que sea teatro de verdad. Eso el tiempo lo dirá, el arte es el arte; una cosa es pintar un cuadro y otra cosa que sea significativo en algún sentido y que tenga algún valor para la historia del arte o del teatro.

–¿Existe en las direcciones de las unidades de producción del CDN y de otros teatros públicos con producción propia unas estrategias claras o se trata de impulsos, de amigos y conocidos, de modas que van aposentado a dramaturgas o directores que se van abriendo paso?

–Sobre los centros oficiales, en esta pregunta que me haces, creo que tú ya das la respuesta y la das perfectamente. Son factores bastante negativos que suelen estar en estos lugares. Yo también sospecho que Goya hubiera seguido siendo Goya con ayuda o sin ayuda desde los centros públicos o no, con amigos o con influencias, Goya es Goya y hubiera seguido siendo Goya. 

–¿Te sientes olvidado en esos lugares actuales de producción?

–El que cuenten contigo o no cuenten contigo y con tu teatro en un momento determinado, pues es normal, yo no me llevo muchos disgustos. Lo que para unos es el Yelmo de Mambrino para otros solo es una bacía de barbero, depende de los gustos, las opiniones y los intereses. Yo en general, si soy sincero, he sido un afortunado en este mundo del teatro, durante más de cincuenta que ya es decir, empecé con veinte años y tengo ochenta, es decir sesenta años trabajando con normalidad, casi nada y ha habido de todo. En unos momentos ha habido gente que les ha gustado mis obras y otras que no. Unas personas que han potenciado mi trabajo y otras a las que no les gusta mi trabajo, que lo combaten. Allá cada uno con sus responsabilidades.

–Esta entrevista está propiciada por el reconocimiento de la Asociación de Autores y Autoras de Teatro, ¿cómo sienta este abrazo de tus compañeros de profesión?

–Pues sí. El cariño y la cordialidad de mis compañeros, sobre todo siendo escritores, autores, algunos jóvenes y otros mayores. A estas alturas de mi vida es lo más importante para mí. Claro, durante toda la vida, hay unos momentos estás más cerca de unos que de otros. Hay rivalidades, pequeños enfrentamientos, somos seres humanos, pero por encima de todo me siento querido y bien recibido por la profesión, y mis compañeros, si no, no estaría aquí con este homenaje, o cuando recibí el Max de honor, pienso que en general, lo que recibo de ellos es cordialidad y cariño.  Por eso al final de esta entrevista, lo que tengo que hacer, lo que me pide el cuerpo, es dar a ti por la entrevista, a la asociación de autoras y autores de teatro y a todos mis compañeros, darles las gracias.

Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba