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La cultura no es divertida

Septiembre. Año 2022 de la Era Cristiana. Arranca el curso escolar. Todos los viernes, sobre las 10h30, tengo una colaboración sobre artes escénicas en la Radio Galega, la emisora pública de Galicia, entre doce y quince minutos, dentro de un espacio de media hora titulado “Diario cultural”. Lo puedes escuchar online en http://www.diariocultural.gal/afonso-becerra/

Entre septiembre de 2019 y mayo de 2021, tuve una colaboración quincenal, de unos ocho minutos, para hablar de espectáculos, en el programa de la televisión gallega ‘Zigzag’.

En ambos casos se trata de loables espacios diarios, tanto en la radio como en la televisión públicas, de media hora, en los que entran noticias y reflexiones breves sobre danza, teatro, circo, literatura, cine, música, exposiciones, etc.

Siempre pocos minutos para contar algo. El tiempo es oro. Sin embargo, tanto en la tele como en la radio, puedes ver y escuchar programas en los que se pasan media mañana, o media tarde, hablando de quesos, de fiestas culinarias o comentando e intentando hacer chiste con anécdotas de una actualidad que supuestamente tiene tirón. En esa actualidad los sucesos nunca son artísticos y tampoco suelen ser ejemplos edificantes. Desde el cotilleo sobre gente famosa y de la aristocracia, hasta las reyertas políticas, en su lado más chusco, pasando por las susodichas fiestas culinarias, futbol masculino y sucesos truculentos.

Y esto no pasa solamente en Galicia sino también en todo el Estado español.

Los que dirigen el cotarro, en la tele y en la radio, deben de tener un concepto sobre las artes y la cultura como algo aburrido y poco atrayente. O quizás es porque las personas que nos dedicamos a las artes somos unos cenizos que dormimos a las piedras. Vete tú a saber. Algo habrá, que cuando el río suena, agua lleva. Pero me imagino que también habrá artistas y académicas divertidas y que puedan comunicar de manera amena. Quiero pensar que se puede hablar de danza y de teatro, por ejemplo, de una manera más divertida y atrayente que del queso de tetilla y del amoroso vino godello.

Es una pena, penita, pena, ay, que estemos avanzando en el siglo XXI y que las artes y la cultura continúen siendo las grandes marginadas de los medios de comunicación de masas. Al final, me da la impresión de que progresar de verdad, solo progresa la ciencia. En los demás ámbitos humanos, un pasito adelante y dos atrás.

Vas a la radio o a la tele para hablar de artes escénicas y casi no te da tiempo ni a saludar, jajaja… Con las ganas que yo tengo de divertirme hablando de lo que más me gusta en el mundo y con lo entretenidas que son las artes, incluso cuando te hacen llorar. Porque el único llanto feliz que conozco es aquel que el arte nos puede ofrecer sublimado.

Una pena que con ese concepto que parecen manejar quienes administran y dirigen, condenen estos placeres que nos enriquecen a unas privilegiadas minorías, entre las cuales creo que tú y yo nos podemos contar. Y perdóname las confianzas y la presunción.

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