Foro fugaz

La Inquisición de las redes sociales

El Teatro Nacional de la Colina de París enfrenta un escándalo suscitado por la programación de su próxima temporada en la que aparecen dos personajes que son considerados por el movimiento Metoo como indeseables en escena. El músico Bertrand Cantat y el director escénico Jean-Pierre Baro.

De Cantat es conocida la lamentable historia, mató a su compañera en 2003, la actriz Marie Trintignant durante una filmación en Vilna en Lituania. Por este crimen Cantat fue condenado a 8 años de prisión, (por homicidio involuntario) y salió de prisión en 2010, después de purgar su pena. Pero cada vez que aparece la programación de un espectáculo público, como cantor o como músico, Cantat es fulminado por las asociaciones feministas. No falla, Cantat es culpable siempre para los movimientos feministas. Es el caso en la temporada de otoño del Teatro de la Colina, en donde es el compositor de la música de la obra Madre de Wajdi Mouawad que debe estrenarse el 12 de noviembre. Hay que señalar que Wajdi Mouawad es uno de los autores y directores más conocidos en Francia, es de origen libanés, y dirige además el Teatro de la Colina. 

El caso de Jean-Pierre Baro es diferente: una acusación de violación por parte de una colaboradora suya, la subsiguiente investigación de la justicia, y el cierre del expediente por falta de pruebas. Pero la justicia de las redes sociales y del rumor teatral perdura hasta que Baro prefiere renunciar a la dirección de un teatro de las cercanías parisinas, en Ivry. Pero la persecución no se detiene y ahora le reprochan al Teatro de la Colina que haya programado la obra que dirige Jean-Pierre Baro. 

Ante esta situación Wouawad lanzó una declaración manifiesto en el sitio del teatro. Ahí señala que nunca trabajaría con personas con procesos judiciales en curso, pero que no discriminará a nadie por su pasado. Expone de manera muy clara que no va someterse a la presión de las redes sociales o a los rencores acumulados. 

Escribe Mouawad: No acepto de ningún modo que se reemplace a la justicia, pues cuando los civiles deciden hacerse justicia por sus propias manos, la Historia nos ha demostrado que, dejando de lado ciertas situaciones ejemplares, se aventuran en un terreno muy resbaloso en donde impera la venganza ante la complejidad de los conflictos.  

Más adelante añade: Lo que han instituido es ni más ni menos una forma contemporánea de inquisición, tan convencidos y cegados por su combate como lo fueron en el pasado los jesuitas más obstinados. A esta forma de dictadura nunca voy a asociarme. (…)

Esta es mi posición como director del Teatro de la Colina: toda persona libre ante la ley tiene derecho a ir y venir, ser invitado como espectador o como artista. No creo que en el país de los Derechos Humanos, deba prohibirse la presencia de un ciudadano libre en el espacio de un teatro público. (…)

Si tuviera la certeza de ser irreprochable en el campo moral, tal vez podría erigirme como juez. Como acusador. Pero las tragedias griegas me han enseñado a no presentarme como un ser irreprochable. Porque el día menos pensado, quién puede saberlo, podría ser yo el sujeto de la vindicta pública. Más vale la sabia prudencia. 

Cualquiera que venga al teatro de la Colina es bien recibido: los ocupas de un teatro, los policías, los ex presidiarios, emigrantes, actores, viejos, jóvenes. 

Justicia y hospitalidad son también una opción. 

Enrique Atonal, París 2021 

    

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