El Hurgón

La tecnología en la escuela

Proliferan los estudios tendientes a establecer las consecuencias, más que la incidencia, de las nuevas tecnologías en el proceso enseñanza aprendizaje dentro de la escuela, porque es en el seno de ésta donde se cuecen todas las prácticas que el individuo desarrolla en sociedad, y por eso muchos ven amenazas por doquier, cuando se pone sobre la mesa el tema de las consecuencias del exceso de intimidad entre los jóvenes y las nuevas tecnologías, porque los antecedentes con los que contamos para analizar la realidad no siempre están a la vista, pues ya sabemos que el conocimiento es un bien preciado que sólo llega a las masas cuando ya está debidamente estudiada su implicación social, y creados los mecanismos de control para evitar un uso libertario del mismo.

La ausencia de conocimientos causales hace que, cuando nos encontramos a las puertas de un cambio, cuyas características nos sugieren un desastre, nuestra primera reacción, posterior al pánico, sea la creación de comités de estudio, para tratar de entender el hecho, sin enterarnos de que ya una buena parte de éste se ha aposentado en nuestro entorno, y sin comprender que dichos estudios terminan convertidos en círculos viciosos, cuya finalidad es someternos al cambio, a través del sempiterno mecanismo de la inconsciencia.

La educación juega un papel fundamental en la construcción y mantenimiento de dicha inconsciencia, porque ésta, en condiciones normales, es decir, la diseñada para impartir a nivel masivo, tiene como objetivo preparar al individuo para que se entere lo menos posible de los procesos que se desarrollan alrededor de su vida, se convierta en materia pasiva, y esté dispuesto siempre a adaptarse a las condiciones que se le planteen, sin hacer preguntas.

Digámoslo sin temores: la educación, diseñada para impartir a la sociedad en general, es decir en masa, no está hecha para volver diestro al individuo en asuntos de análisis, ni para enseñarle a comprender y a transformar la realidad, ni para proyectar nada relacionado con desarrollo y bienestar, sino para enseñar costumbres y tradiciones y hacer que unas y otras se inoculen en el individuo hasta convertirlas en imprescindibles, ni para establecer comparativos entre los tiempos históricos, y hacer de esta práctica un ejercicio fundamental para planear la construcción de un tiempo diferente, ni para trazar objetivos de alcance colectivo, ni para inducir al individuo a ganar autonomía y confianza en sí mismo.

Se entiende, entonces, porqué entran en la escuela, a mansalva y a hurtadillas, las nuevas tecnologías, porqué se recicla dentro de ella una buena porción de la inercia social que somos, porqué todo cuanto entra a formar parte de nuestro entorno avanza sin nuestra supervisión, y nos convierte en autómatas y porqué dentro de la escuela se promueven y consolidan los aparatos ideológicos del estado.

Sin lugar a dudas, la certeza de que todo cuanto sucede en una sociedad, para bien o para mal, tiene su más importante punto de partida en el aparato educativo, debe ser la razón por la cual el aún poco conocido papel que desempeñan las nuevas tecnologías en la escuela, despierta un pesimismo, que no parece fácil sortear, debido a la falta de una metodología, de dominio público, no manejada por élites intelectuales, que nos permita codificar el proceso histórico y social, y convertirlo en una fuente de información útil para llegar a la raíz de cada suceso, y hacer un diagnóstico de sus posibles efectos futuros.

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