Críticas de espectáculos

Los vientos que orientan La Veleta

Cuando me falla la moral o el entusiasmo necesario para continuar en la andadura teatral, cuando lo encuentro carente de suficiente sentido, sin ese toque de arte y generosidad que le pretendo, lo que más me sana es ver buen teatro y hablar con los amigos y amigas que lo hacen y que entienden el asunto escénico de maneras parecidas a la mía: unas funciones donde lo fundamental sean los actores y las actrices., su interpretación, su juego, su complicidad.

En esta ocasión me refiero al TEATRO LABORATORIO LA VELETA y sus gentes, Luis Molina y Elena Schaposnik, manchego él argentina ella, que son la pareja que a punta de entrega y perseverancia hacen posible la existencia de este lugar de creación y de exhibición, haciendo posible lo que es casi imposible.

Allí estuve en la edición número veinte y tres del FESTIVAL IBEROAMERICANO DE TEATRO CONTEMPORÁNEO. Fue casi un sedante, allí se pueden ver obras de buena factura teatral, no hay actores y actrices conocidos de la tele pero a cambio fluyen imaginación, talento y entrega. Durante los días del evento muchos participantes se alojan en las habitaciones-camerinos que hay en La Veleta, muchas veces allí se come y se habla, de “lo bueno, lo malo y lo feo”, lo divino y lo humano, las luces y las sombras… se habla de amigos de teatro que ya no están, que han hecho mutis por el foro y ya no volverán y también de proyectos futuros que nunca faltan, sueños que la realidad se hará cargo de hacer difícil de materializar, algunos se concretarán. Se habla en serio y en broma: dijo una directora, “los actores malos son los que más te enseñan” …

Este espacio rodeado de árboles, ubicado a las afueras de Almagro me resulta entrañablemente apto para el quehacer teatral, para la creación y la investigación; las instalaciones, el campo y el silencio, se me antojan ideales para centrarse en el asunto teatral.

AKA
AKA – Hernán Gené

En su ya larga andadura, se inauguró La Veleta en 1998, han desfilado por sus instalaciones y representado sus obras, entre otros, De Bolivia, El Teatro de Los Andes; de España; Micomicón y el Teatro Meridional; Malayerba, del Ecuador; El Teatro Buendía, de Cuba; Pia Fraus, de Brasil; L’Explose y La Candelaria de Colombia, Yuyachkani del Perú; El Galpón y El Teatro Circular del Uruguay; de Argentina, Mabel Manzotti, Rafael Espregelburd, Daniel Veronnese o Yayo Cáceres de Ron la la”…

España, Portugal y América Latina forman una comunidad que tiene mucho que decir en el ámbito del teatro universal y muchas veces lo ignoramos. Para crear puentes que informen y faciliten el intercambio entre los dos continentes La Veleta y El CElCIT, Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral, (dirigido por Luis Molina uno de sus fundadores), se aplican a fondo. Esto le valió al CELCIT en 2010 el Premio Max de las Artes Escénicas por su Loable Trayectoria. En esta edición del presente Festival se conmemoraron los veinte y cinco años de la instalación de la sede central en Almagro. También los cincuenta años de la muerte de Pablo Neruda y la lamentable despedida a Guillermo Heras, hombre de teatro recientemente desaparecido.

Estas catorce compañías de cuatro países diferentes, Cuba, Argentina, Venezuela y España, representaron doce espectáculos para adultos y dos para niños: El Teatro Quimera de Plástico, Grupo Bagazos, Hernán Gené, Estudio de Artes Performativas, el Teatro La maleta, Teatro del Norte de Etelvino Vázquez, Celcit – Roberto Mendés, Fanny Fuget, GA-80, La Tribu Teatro, Arte y Fantasía, Doble Sentido y el Imprebís de Santiago Sánchez.

El público de Almagro sabe de la existencia de este festival y acude, sabe que es pequeño pero sabe también de la cercanía y la intimidad que les proponen en sus obras. La gente de teatro que acudimos a la cita anual, agradecemos el espíritu de convivencia e intercambio de saberes y dudas que el festival nos facilita, puro teatro “en vena”. Una pena que las exiguas ayudas institucionales que recibe resulten insignificantes comparadas con el Festival de Teatro Clásico, sin desmerecer para nada la importancia de lo clásico, pero habría que tener en cuenta que en La Veleta se realizan actividades de poesía, teatro y danza durante todo el año.

Yo, en todo caso, además de las funciones vistas agradezco la sensación de haber estado unos días en un sitio donde las compañías pueden recalar y durante ese tiempo sentir menos que hacen sus trabajos en solitario, menos aisladas, mostrar sus trabajos y respirar ese aire necesario que nos permite seguir luchando no solo por sobrevivir y representar sino también sentirnos orgullosos de dedicarnos a este viejo oficio que junto con el de las trabajadoras sexuales es uno de los más antiguos de la humanidad.

Si la justicia poética existe quiero creer que soplarán vientos mejores para LA VELETA, aires que favorecerán al publico de Almagro y a muchos teatreros de España, de Portugal y de allende los mares.

Siento que estos festivales y los grupos que conforman su programación, casi siempre con poco presupuesto, son claves para la buena salud del arte teatral; como dijo el filosofo de cuyo nombre no puedo acordarme, «En las cosas pequeñas está la mano de Dios».

Carlos Bernal


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2 comentarios

    1. Estoy de acuerdo con Carlos y también con Olga. LA VELETA, es un lugar de encuentro donde el teatro lo percibes en cada rincón. Gracias a Luis y Elena.

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