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Por qué llorar, según Moritz Ostruschnjak

El misterio de la soledad es quizás menos misterioso que el de las relaciones. Al final nacemos y morimos solos ¿no? Y mientras tanto buscamos a otros para crecer y encontrar la plenitud del yo, siempre dependientes de los demás.

La noche del cambio de hora, del 29 de marzo de 2025 al 30 de marzo de 2025, entre las nubes de polen primaveral, en el Centro Cultural Vila Flor, en Guimarães, nos quedamos maravillados con el modo como Moritz Ostruschnjak nos presentó su ‘Cry Why’.

Allí estaban, sobre el escenario del Gran Auditorio Francisca Abreu, Miyuki Shimitsu y Guido Badalamenti, bailando dentro de un cuento fantástico que no era contado, pero que estaba allí, entre dos pianos verticales y el músico Reiner van Houdt, entre dos patines en línea separados que querían unirse, entre dos soledades que estaban allí aunque se buscaran.

Una frialdad atmosférica, proporcionada por la luz azul y blanca y por la separación y el juego con las distancias, estableció el medio en el que todo, incluso la danza misma, aparecía como algo nuevo y puro. Y luego también estaba la calidez de las luces rojas, la intensidad musical y las prodigiosas combinaciones de los dos cuerpos y los dos patines entrelazados, dibujando una sonrisa sincera en nuestros rostros. La esperanza y la ilusión del encuentro y de que no somos ni estamos solos.

Y, en medio del diálogo entre los dos pianos y la música que iba y venía, trayendo diferentes estados emocionales, incluso escuchamos algunas palabras de ‘El Principito’ de Saint-Exupéry, cuando fue a buscar la compañía del sol, la luna y las estrellas, pero sólo encontró otra cosa. Quizás buscábamos algo más, pero encontramos esto y fue fantástico. ¿Y cuántas cosas maravillosas encontramos sin siquiera buscarlas?

Me encantaron, en esta pieza, los cortes musicales sin transición, con su chispeante emoción, así como me encantaron las distancias y acercamientos de la pareja de baile.

Había electricidad en el aire.

Me encantó cómo se miraban desde lejos y cómo no se miraban cuando estaban cerca.

Me encantaron las carreras de él, en un patín, orbitando alrededor de ella y los pianos.

Me encantaron las figuras, que podrían interpretarse como amorosas, creadas en pareja y con el patín como si fuera una máscara o incluso una cabeza.

Me encantó la poética del calzado, porque todos sabemos lo importante que es, no sólo para caminar.

Escuché a otros espectadores que lloraron de emoción en ‘Cry Why’ y que, a partir de esta experiencia, se liberaron de tener que explicar o tratar de comprender el espectáculo.

Escuché de otros espectadores que lo disfrutaron, pero tenían la sensación de que se habían perdido algo.

Sin embargo, me pregunto: ¿cuándo no perdemos algo? ¡Y menos mal que se nos escapa algo! ¡Sería mucha presión, creo, entender y considerarlo todo!

Y por último me encantó la invención de un nuevo baile hecho a base de gestos y de carreras sobre un patín, en un espacio mágico, donde incluso los dos pianos bailaban y caminaban buscándose.

Llorar, ¿por qué? Hay muchas razones, incluso para hacerlo de felicidad, sea lo que sea o lo que quiera que pueda ser.

P.S. – Otros artículos relacionados:

“La ‘mundança’ en el 11 GUIdance 2022”. Publicado el 6 de febrero de 2022:

TANZANWEISUNGEN (IT WON’T BE LIKE THIS FOREVER) de Moritz Ostruschnjak (Black Box de la Fábrica ASA, 04/02/2022)

El bailarín Daniel Conant trae al escenario una energética amalgama de danzas, quizás, en un reflejo de las muchas instrucciones y referencias que nos habitan.

Tanzanweisungen (instrucciones de danza) pueden ser todos aquellos hilos que mueven la marioneta, consciente o inconscientemente. Su constatación alegre y empoderada también es un modo de liberación. La liberación de tener que imitar a Dios creando el mundo y de ser originales. Además, el cuerpo es una máquina poderosa de retención y absorción del mundo.
Daniel hace música con el movimiento, hace sonar la danza. La percusión en el suelo, en su propio cuerpo y la enorme fisicalidad del movimiento, transitando por diversos estilos y danzas, de la marcialidad militar a los bailes de salón, nos ofrece una experiencia muy intensa y cautivante.

El cuadrilátero de lados luminosos, los efectos de luz, los pocos temas musicales (muy populares) y los dos carteles, colaboran en dar un contexto muy lúdico, con un cierto tono irónico y humorístico sutil.

«News: After a while we will stop thinking about it» es, por ejemplo, lo que podemos leer en uno de esos carteles que el propio bailarín mete en escena.

Pero, desde mi punto de vista, es la intensidad del movimiento y el carisma especial del bailarín lo que impresiona al público.


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