Críticas de espectáculos

Ra-ta-ta-tá/La Dependent

Ráfagas de lucidez
Obra: Ra-ta-ta-tá
Autores: Ximo Llorens, Miquel Peidro
Intérpretes: Gabriel Calleja, Jordi Carbonell, Xavi Francés, Jonatan García, Xavo Jiménez, Rubén Mira.
Vestuario: Joanmi Reig
Iluminación: Víctor Antón
Dirección: Pep Cortés
Producción: Cía de Teatre La Dependent
Centre Cultural –Alcoi- 04-03-03 Fira de Alcoi
Nos reciben seis actores están jugando con un balón de fútbol, como si hicieran un rondo. Tienen toque de balón. De repente suenan las sirenas, al confusión y entrando directamente al meollo de la obra, aparecen vestidos de soldados que están esperando un «bush» que les lleve a la guerra. Con utensilios caseros, con aires chaplinianos, pero utilizando la palabra, el texto como una nueva arma para destruir ambigüedades. De ahí en adelante, con diferentes escenas o situaciones, los seis vestidos de viudas de soldados ingleses, de abuelos que recuerdan sus guerras en una residencia o como bailarinas de tutús que van siendo acribilladas, todo transcurre entre risas y carcajadas, pero siempre dejando un respiro para que no se produzca una involuntaria alienación catártica.
Seis jóvenes actores, bajo la presta e inteligente dirección de Pepe Cortés, se acercan a la realidad con el desparpajo de la imaginación acompañada por una cáustica ironía que va tratando los asuntos más coyunturales de nuestros días buscando y consiguiendo la complicidad de los espectadores tanto por el planeamiento teatral, como por el compromiso explícito.
Teatro coral, donde se aprovechan las facultades de todo el equipo para ir sumando valores añadidos, en donde cada uno tiene su espacio creativo, sus momentos de individualidad, pero en donde prevalece el acto colectivo, los movimientos acompasados, el mismo tono en todas las actuaciones. Gesto, acción, movimiento, parodia, y mucha inteligente mala leche para hacerlo un espectáculo que se recibe con los brazos de la solidaridad abiertos y que refresca por su calidad y por su alambicada sencillez mostrada a ráfagas de lucidez. Y los actores, parte del mundo y la sociedad en la que vivimos, nos despiden mientras siguen con su balón, contando toques sin tocar el suelo.
Carlos GIL

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