Desde la faltriquera

Versiones de Vichnievski, ¿cuál escoger?

Vsevolod Vichnievski escribe La tragedia optimista estrenada en estos días en el Teatro Municipal Joaquim Benite de Almada con dirección de Rodrigo Francisco ¿Qué versión escoger cuando el dramaturgo ruso escribió tres sobre idéntica temática pero con diferente desarrollo y, sobre todo, con mensajes críticos o amaestrados a lo políticamente correcto en la Unión Soviética de Stalin?

La primera versión data de 1932 y la escribe con ocasión del decimoquinto aniversario del triunfo del ejército rojo en la revolución de 1917. El autor muestra su punto de vista, que no deja de sorprender visto desde hoy y conociendo el control sobre los intelectuales. Plantea tres cuestiones de difícil «digestión»: la visión crítica de los anarquistas contra los comunistas, con una frase reveladora y crítica en voz de los anarquistas, ¿para qué luchar si hemos sustituido una dictadura (la de los zares) por otra?; cuestiones existenciales, a las que me referiré después; y la desviación de la joven comisaria que protagoniza una aventura amorosa con el camarada anarquista.

No tardó un año y Vichnievski hace correcciones. Suprime la ejecución de los anarquistas a manos de los comunistas (y desaparece la oposición), se baja la intensidad de la problemática existencial, la comisaria no tiene deslices, y los bolcheviques ocupan el papel de héroes. La versión complace más pero todavía presentaría una tercera versión de la más pura adhesión a la dramaturgia del realismo socialista en el año 1945.

En España, al menos se representa dos veces, en octubre de 1937, en Madrid, con motivo del vigésimo aniversario del triunfo de la revolución. De esta escenificación informa El Mono Azul y ABC (diario republicano). La revista habla de La tragedia optimista que enseña las inmensas posibilidades del camino a seguir y el trabajo urgente que todavía estar por hacer; el diario, recomienda a todos los antifascistas que acudan a la representación. Pocas dudas existen que en el treinta y siete se conoce en España la segunda versión de Vichnievski. El director de esta revista, Carlos Gil, me informa que durante la transición se rescata esta pieza, más que probablemente en la segunda versión, que es la que el Berliner Ensemble estrena en 1958, con dirección de Manfred Wekwerth y Peter Palitzsch.

Si se deja a un lado, la panfletaria tercera versión, el cotejo entre la primera y la segunda resulta muy interesante. Me atraen menos las divergencias entre anarquistas y comunistas, aunque quizás en el actual momento de España sería muy interesante si se culmina el intento de pacto de gobierno entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias jr, resultan más atractivas las objeciones de Gorki a la primera versión de Vichnievski, al que recrimina una frase puesta en boca de un anarquista y que subyace como uno de los leit motivos de La tragedia optimista: la vida entendida en función de la muerte, carece de sentido; a lo que Gorki responde que el sacrificio humano cobra sentido por la pervivencia de la revolución. Evidentemente en la primera versión de Vichnievski priman dos grandes cuestiones, el sentido de la vida y las debilidades del héroe (de la comisaria), que no son compatibles con los ideales revolucionarios.

La versión de Rodrigo Francisco, que respeta diálogos y rupturas renovadoras de la escena con la platea, parte del primer texto y deja a un lado las cuestiones socio revolucionarias, para centrase en la dimensión humana de los personajes. A estos les falta en el texto de Vichnievski una consistencia psicológica y dramática sostenida, por lo que el director se recrea en la presentación de escenas donde los personajes marcan todas las cuestiones existenciales y sobre todo en una excelente escena entre la comisaria y el anarquista, que rezuma verdad y consistencia en los diálogos, que esconden encendidas pasiones entre ambos.

Muchas escenas con movimientos corales y significativa proxémica entre los personajes, concentraciones de escenas con un alto climax dramático que suple con intensidad la endeblez de la historia de los enfrentamientos entre comunistas y anarquistas, cuidada iluminación que marca espacios y atmósferas. A todo esto se suma la construcción de los dos personajes, tarea de dramaturgista, excelentemente interpretados por Adriano Carvalho y Ana Cris.

Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba