Y no es coña

Efecto Duato

Cuando las estructuras del Estado, aunque sean desde la parte más débil como puede ser un Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, INAEM, se utilizan al servicio de alguno de los que circunstancialmente están al frente de alguna de estas instituciones para salvar la imagen del titular, en este caso el titular del INAEM, después de haber realizado una de las gestiones más deplorables de una crisis interna, solamente nos queda que empezar a contar telediarios a la espera de su destitución.

Para tapar las vergüenzas del empujoncito dado a la salida de Nacho Duato de la Compañía Nacional de Danza, al actual equipo de INAEM no se le ocurrió otra cosa que montar una rueda de prensa para anunciar la creación del Centro Nacional de Difusión Musical, un nuevo aparato institucional, una estructura funcionarial pesada y medio improvisada para control y ralentización de las actividades musicales realmente existentes, y de paso dar cuenta del nombramiento al frente del mismo, de una persona a la que no le vamos a negar absolutamente nada de sus posibles capacidades para hacer eso que dicen que va a hacer ese lugar mágico, pero está claro que forma parte de ese círculo sospechoso alrededor de los actuales dirigentes, diríamos que una familia muy unida, que van recorriendo los puntos de mayor poder de decisión en el organigrama ministerial en el campo de las artes escénicas y musicales.

Este tipo de acciones, anuncios sin tener solucionado casi nada, esa manera de hacer ver que se hacen cosas, es un síntoma muy conocido, que tiene rasgos de una patología que nos anuncia que el delirio se ha apoderado de ese Ministerio que a fuerza de errores se va a convertir en algo que popularmente se va a solicitar su supresión ya que no entienden ni de lo que realmente sucede, ni tiene previsiones de futuro, ni siquiera se dan cuenta del engranaje constitucional y estatutario en el que deberían moverse sus decisiones. Por eso, aplaudimos la llamada de atención lanzada desde Catalunya solicitando un “Concierto Cultural”, además del tan conocido concierto económico, cuestión que prometemos estudiar y comentar, porque es algo crucial para el futuro inmediato.

Y todo porque Nacho Duato ha sido nombrado director del Ballet del Teatro Mijaivlosky de San Petersburgo, es decir que la salida forzada de Duato de la CND, ha propiciando un deterioro absoluto del patrimonio real de la danza en el conjunto del Estado español, porque si se debe cuestionar que alguien esté veinte años al frente de una Compañía Nacional, cosa que apoyamos, lo que ha de hacerse es negociar, buscar salidas honrosas para todas las partes y procurar no llevar a la danza española a un punto, veinte años atrás. Que es lo que va a suceder. Porque, se debe recordar, el señor Duato renovaba contratos con los ministerios con diferentes titulares y de los dos partidos estatales predominantes.

Nacho Duato ha dado mucho a la danza española, y ha recibido mucho del Estado español. Yo diría que está balanceada la cuenta de resultados, pero lo que ha hecho mal, muy mal, rematadamente mal el actual director general, es llevar la histeria a una decisión de Estado, el intentar convertir a Nacho Duato en un problema, cuando era un bien común. Uno ha sentido a lo largo de estos últimos meses como si fuera un asunto personal del señor Palomero y no una decisión estructural. La salida de Duato ha sido forzada, por la puerta de atrás y, como todos sabíamos, menos el señor Palomero y familia, al parecer, es que este coreógrafo y bailarín, tiene bastante más cachet que todo el INAEM junto, y que ha podido elegir su lugar de destino, a donde se llevará sus coreografías y probablemente a algún bailarín, descapitalizando lo poco bueno que tenían las unidades de producción del INAEM, con una proyección internacional destacada y logrando llenar los teatros de todo el Estado español, cosa que solamente sucede, cuando se trata de los trabajos de Nacho Duato.

Puede que la cara de Nacho Duato en la rueda de prensa de presentación de su nuevo proyecto ruso esté sobreactuada, que cuando dice que “no volveré nunca más a España a bailar”, se refiere a que no quiere tratar con esos mediocres con poder limitado del, ahora sí lo escribo con razón “INANE”, que su experiencia no ha sido mala, sino muy buena, pero se entiende que sienta un resquemor muy grande. Veinte años de crecimiento, éxito, giras mundiales, reconocimientos internacionales, no se merecían un director general tan corto de miras amparado en una de las peores cosas que le ha pasado al Ministerio de Cultura, su actual titular. El efecto Duato no ha hecho nada más que empezar. Y una cosa es clara, a los actuales ocupantes del INANE no les gusta la danza. Yo diría que ni la música: solamente el Poder y el futuro de su familia.

 

 

 

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