En cartel

Eva Yerbabuena representa ‘¡Ay!’ en las Naves del Español

El espectáculo podrá verse en la Sala 1 de Matadero – Naves del Español de Madrid del 11 al 20 de febrero. ‘¡Ay!’ es una pieza íntima e intimista de la bailaora y coreógrafa granadina Eva Yerbabuena. La dirección y composición musical corren a cargo de Paco Jarana. El cante lo ponen las voces de José Valencia, Enrique el Extremeño y Juan José Amador, y Antonio Coronel se encarga de la percusión. Además, Yerbabuena ha querido contar por primera vez en su carrera con un violín, el de Vladimir Dmitrienco.

 

La última producción de Eva Yerbabuena llega a las Naves del Español el 11 de febrero, donde se ofrecerán nueve representaciones. La bailaora y coreógrafa granadina hace una parada en su gira internacional para presentar en España este espectáculo casi inédito en la capital, que solo pudo verse dos días en la programación de Veranos de la Villa en un formato adaptado para exteriores. Dos elementos muy importantes para la puesta en escena del espectáculo son la iluminación, un diseño de Fernando Martín; y el vestuario, de López de Santos, que dan color a una escenografía muy sencilla: una mesa y una silla, simples adornos con los que Eva interactúa, igual que, en nuestro día a día, todos interactuamos con los hándicaps de la vida. Su intención es muy sencilla: buscar el equilibrio entre lo que nos va deparando la existencia y cómo vamos haciendo frente a la incertidumbre. Se trata de un espectáculo íntimo e intimista con el que la coreógrafa granadina se consagra como una de las mejores intérpretes del panorama dancístico y flamenco actual.

Estrenado en la décima edición del Flamenco Festival en Londres, en 2013, este espectáculo ha supuesto el reconocimiento nacional e internacional de la artista. ‘¡Ay!’ también es un punto de inflexión en la carrera de Eva Yerbabuena, ya que por primera vez se enfrenta al escenario sin cuerpo de baile, y además se trata de su primera creación tras un receso por maternidad que la mantuvo retirada de la escena trece meses. Un tiempo que, según la coreógrafa, le ha servido para tomar distancia y analizar lo que ocurre a su alrededor. El resultado de este proceso reflexivo -sus miedos, sus inquietudes y la superación personal – es un espectáculo vertebrado por cante y toque donde la coreógrafa ahonda en nuevos lenguajes dancísticos, hecho que le ha valido el Premio Max de las Artes Escénicas como Mejor Intérprete Femenina de Danza y una nominación a los National Awards de Gran Bretaña.

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