Sud Aca Opina

Límites

¿Quién impone los límites? ¿La ley? ¿La sociedad? ¿Las costumbres? Lo más asertivo es pensar que los límites son auto impuestos, que nada ni nadie externo a nosotros mismos es capaz de impedirnos algo si realmente estamos decididos a hacerlo. Ni las penas del infierno, ni un perfecto razonamiento ajeno, ni nada puede disuadirnos si estamos plenamente convencidos de lograr nuestro objetivo. Lo más difícil en todo proceso es tener claro cuál es el objetivo final y es ahí donde empiezan los tropiezos contra barreras que nosotros mismos nos vamos poniendo en el camino, en una actitud auto flagelante que nos permita justificar cualquier fracaso. Los costos pueden ser muy altos cuando se quiere obtener un logro pero la voluntad por hacerlo se medirá siempre por haberlo alcanzado. Por supuesto que los objetivos estarán en directa relación con nuestras capacidades, no las que deseamos o imaginamos, sino con nuestras reales capacidades. La mejor forma de llegar a la consulta de un psiquiatra es plantearse objetivos para los cuales no estamos capacitados y la segunda es no plantearse nunca objetivos que sobrepasen nuestras capacidades. Lo primero que debemos hacer, sin lugar a dudas, es conocernos a cabalidad y no formarnos una imagen falsa de nosotros mismos.

Todos y cada uno, tenemos ventajas comparativas en relación a nuestros semejantes, no a nuestros iguales porque ningún individuo es igual a otro y es a partir de esas diferencias que debemos trazar nuestra ruta para lograr los objetivos que al principio del andar nos parecen tan lejanos e inalcanzables.

Al estar en silencio, se está con uno mismo y hoy en día una de las condiciones más escasas es el silencio. Debemos buscar la forma para llegar a un silencio buscado, no solo el definido por la falta de sonidos, sino aquel que nos permita escuchar a nuestro ser interno quien siempre nos dará sabios consejos de vida.

Si no estamos completamente convencidos, al menos tenemos una sospecha de para que somos mejores o nulos y si aun así el desconcierto nos nubla, siempre podremos recurrir al juicio ajeno sobre todo el de quienes nos aprecian sin necesariamente ser familia que es la fuente del amor primero.

Existen ciertas frases motivacionales que podrían ayudarnos en la auto superación tales como «El cielo es el límite», «Porque no tenemos nada lo queremos todo», «Al infinito y más allá» pero sin llegar a extremismos insanos generadores de frustraciones negativas, siempre podremos aspirar a más de lo que creemos poder lograr.

En definitiva «la culpa no es del chancho, sino del que le da el afrecho». No son los límites los que restringen nuestras posibilidades, somos nosotros mismos quienes por temores demasiadas veces infundados les damos pleno poder para castrar nuestras legítimas ambiciones.

Atreverse sin miedo al fracaso es el primer paso para darnos cuenta de hasta dónde podemos llegar. Como un niño que recién comienza a caminar, nos caeremos una y mil veces hasta que logremos avanzar un par de pasos balbuceantes que nos lleven hasta el siguiente punto de apoyo, sin que esto necesariamente nos lleve a ser el más veloz corredor del mundo, o quizás sí.

Los límites no existen solo somos nosotros quienes nos auto limitamos.

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