Sud Aca Opina

Ping pong

El ser humano es contradictorio no solo en su actuar sino que también en sus afectos y sentires. Pasa cada vez más rápido en el tiempo, de un amor absoluto al más extremo de los odios y viceversa, en un ping pong que lejos de ser un juego ha sido la constante vital de su existencia. La tolerancia paciente que aparentemente cultivaban nuestros abuelos como la del agricultor que debe esperar sin apuro el tiempo de cosecha, ha sido reemplazada por la velocidad de la ira irreflexiva. ¿Cuantos amores juramentados, no han terminado en una destrucción que en definitiva se transforma en una poderosa arma de doble filo capaz de aniquilar a quien la utilice? De tanto en tanto y últimamente con más frecuencia, amores apasionados terminan en horribles asesinatos para deleitar a quienes son fieles devoradores de la prensa sensacionalista.

En los dos extremos opuestos del sentir se encuentran tremendas fuerzas antagónicas, que, contrariamente a lo que se pudiera pensar inicialmente, en esencia son creadoras.

Basta una somera revisión de la historia para darse cuenta que la creatividad humana ha servido para materializar la más bella pieza musical capaz de aquietar las bestias así como la más eficiente arma de exterminación masiva.

De manera contradictoria, grandes avances tecnológicos de los cuales hoy nos beneficiamos han tenido su origen en el espíritu belicoso del hombre y han sido el resultado de multimillonarios programas de investigación ligados al desenfrenado militarismo que vivimos. ¿Inventos sobresalientes para defenderse de un enemigo potencial?

¡De ninguna manera!

Muestras de fuerza aniquiladora para que el débil no se atreva jamás a levantar la voz contra su todo poderoso amo.

Ilusorio sería tratar de acallar al demonio que todos llevamos dentro para que impere el angelito, que por lo demás, sin tener que luchar contra su oponente, tarde o temprano se aburriría y terminaría por aflorar su lado demoniaco.

La interrogante parece ser entonces la de cómo hacer para que el hombre concentre mayoritariamente su potencial creador hacia el bien común.

Siempre se podrán soñar imposibles aunque solo se queden en la permisividad ilusa de nuestro pensamiento. Lo que si podemos hacer es ser nosotros mismos agentes de creación positiva ya sea creando desde nuestra particular experticia o apoyando el acto creativo de otros. No es necesario producir una gran obra ya que hasta la más insignificante materialización de nuestro pensamiento nos aporta la satisfacción de haber traspasado el límite entre lo posible y lo real, así como el apoyar cualquier tipo de creación ajena estará propiciando una nueva creación capaz de nutrir nuestro espíritu.

Difícil es pensar que un artista sea capaz de concebir una forma eficiente de eliminar a otro ser humano. Aunque a veces algunas de sus creaciones nos produzca el mayor de los rechazos, no son capaces de matarnos.

El arte es capaz de expresar desde los sentimientos más nobles hasta llegar al éxtasis de la plenitud, así como los más negativos en un afán de exorcizarlos.

Es una forma de gritar a los cuatro vientos la dicha de un sentimiento así como una válvula de escape para no hacer real tanta violencia contenida.

El ping pong entre extremos seguirá siendo la constante del actuar humano aunque sea un juego altamente peligroso.

Simplemente debemos jugar con la tranquilidad de consciencia que solo la creación honesta nos puede entregar.

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