Sud Aca Opina

Teatro inútil

¿Es necesario el teatro en la vida del hombre?

Gran pregunta difícil de responder aunque siempre se pueda hacer un aventurado intento, para lo cual lo primero es preguntarnos ¿Que es el teatro? ¿Representar sobre un escenario una trama?

Como muchos de los aficionados a las artes escénicas deben saber, la palabra teatro viene del griego theatrón que significa «lugar para contemplar».

La escueta definición tiene un poderoso trasfondo ya que contemplar no es lo mismo que mirar, implica un estado de ánimo especial que nos permita percibir con todos los sentidos una acción que se desarrolla frente a nosotros en un lugar adecuado para ello.

El teatro es un viaje interno catalizado por la acción representada, viaje que todos podemos emprender si tenemos la disposición para hacerlo. Nos lleva al pasado, a futuros probables, a sentimientos y sensaciones que nos han marcado y siguen latentes en nuestra memoria, así como a la posibilidad de concretar aunque sea de manera irreal, pero no por ello menos importante, todos nuestros anhelos. Esa representación de nosotros mismos nos lleva en definitiva a la esencia del ser humano, esa que no admite falsedades ni las caretas tras las cuales solemos ocultarnos.

Al ser el teatro un espejo donde podemos ver reflejadas todas nuestras pasiones, viviendo un paréntesis en el tiempo, podemos examinarnos con ojo crítico a nosotros mismos con la distancia física que existe entre el espacio escénico donde el actor desarrolla la acción y el público.

Así como un buen actor se prepara a conciencia para entregar lo mejor de sí en su trabajo de representación, el público debería prepararse de manera responsable por ser el la pieza más importante de toda obra teatral ya que ha sido la principal inspiración para el argumento y por supuesto, a quien está dirigido el mensaje.

El teatro es tan necesario para el hombre como el hombre lo es para el teatro. Sin el uno el otro no podría existir y viceversa.

No existe otra especie viviente capaz de apartarse de la realidad para observarla desde cierta distancia y lograr analizarla para disectarla y luego recomponerla en una pieza teatral capaz de dar cuenta con ojo crítico de esa misma realidad.

Incluso en la más «livianita» de las piezas teatrales se aborda el comportamiento las más de las veces contradictorio del ser humano.

Antes del comienzo de la alfabetización de la humanidad, el teatro fue utilizado como una importante herramienta comunicacional, ancestralmente con ribetes sacro ritualisticos donde mediante estudiadas piezas se intentaba establecer contacto con la divinidad, las artes escénicas fueron usadas luego por los grupos de poder como una manera de manejar la información que se le entregaba al pueblo, manipulando la herramienta de la representación escénica para dominar las mentes del público ávido de información.

Hoy los mecanismos han cambiado y el teatro en su rol manipulado solo por algunos ha dejado de ser utilizado en favor de unos pocos. Ese lugar lo han tomado los medios contemporáneos de des información, potenciados por el desbocado avance tecnológico.

¿Si el teatro ya no cumple con su antigua función, para que sirve hoy en día?

Aunque parezca extraño, a mi modo de ver, en realidad la función primigenia sigue siendo la misma, cual es ser un medio de comunicación con la divinidad, claro está, que es la divinidad la que ha cambiado.

El fuego, el agua, el viento, el sol, la luna, los volcanes, todos y cada uno de los elementos que conforman la naturaleza y que de un modo u otro la han ido modificando y enriqueciendo, en algún momento han sido tratados como algo sobrenatural y poderoso. Hoy en día con el desarrollo de las ciencias y el avance en las explicaciones científicas del devenir de la naturaleza, la única divinidad que nos está quedando, es el mismo ser humano por su capacidad de creación y lamentablemente por su poder destructivo también.

Es gracias al teatro que podemos establecer esa preciada comunicación con el dios que cada uno de nosotros es y que muchas veces ignoramos presionados por el rápido devenir de los tiempos que a duras penas logramos sobrevivir.

El teatro es el hombre en su infinita divinidad y se lo puede considerar tan inútil como al mismo ser humano.

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