Diario de Origami

Un, dos y tres Godots

 

Praga, 20 de febrero de 2010

Trabajar para la inspiración se convierte en un placer. En Galerie Smečky se expone una reducidísima muestra de la obra de Jiří Trnka. A pesar de todo lo que se echa de menos, la visita resulta muy interesante. Pueden contemplarse algunas de las marionetas de Sueño de una noche de verano y en el sótano echan varios de sus cortometrajes de animación. R.L. me recomienda ver, si tengo ocasión, el espectáculo Blancanieves del coreógrafo y director artístico albano Angelin Preljokaj. R.L. es de las personas cuyas recomendaciones deben tenerse en cuenta y me la apunto, como las de Mercè Boronat quien, tras un ensayo de Torniquet, me aconsejó no dejar escapar a Gisèle Vienne y acertó de pleno.

Afuera llueve. Por fin llueve. Ha dejado de nevar. Comienza el deshielo en la ciudad.

Por la noche en Divadlo Ungelt conversamos en checo y francés con Milan Kňažko, actor y exministro eslovaco con un pasado atestado de decisiones vitales, de las de cara o cruz. Los libros que me entrega de parte de Elena Flašková hoy han superado una frontera europea y recorrido los más de trescientos kilómetros que separan Bratislava de Praga. Me impresiona descubrir entre los libros un Godot, Čakanie na Godota, Esperando a Godot en eslovaco, traducido por Elena, con una su bonita dedicatoria en francés. Existen libros que sabes que te acompañarán durante mucho tiempo. Por decirlo de alguna manera, en cuanto te ven te declaran el amor. Este es uno de ellos. Lo sé. Con su portada roja, las letras blancas y su olor a febrero y Bratislava.

 

Praga, 21 de febrero de 2010

Los bloques de hielo y nieve se deslizan por las azoteas y se estrellan contra las aceras. Necesito algunos de mis libros conmigo para trabajar y no los tengo. Me estiro de los pelos.

 

Praga, 22 de febrero de 2010

Insospechada la trascendencia que adquiere el correo postal en el extranjero. Para bien y para mal. Me devuelven un texto inédito presentado a un certamen literario. Por lo visto, no cumple alguna de las reglas. En fin, un año más que, por hache o por be, no me presento al Castelló en escena. La desilusión dura poco gracias a la alquimia del destino. A las pocas horas de volver de la oficina de correos, recibo una buena nueva insospechada. Sin lugar a dudas, tenían que devolverme la obra.

De nuevo, no llego a Luces de Bohemia. De nuevo, me arrepiento.

 

Praga, 23 de febrero de 2010

Primeras anotaciones para la traducción del catalán al español del último Premio Born de Teatro.

Antikvariát Arch, el paraíso y el infierno de los libros en Dejvice. Un sintecho se mantiene en equilibrio precario a escasos centímetros de las altas columnas de libros levantadas a pie de calle. ¿Dará calor el papel? El sintecho me sigue con la mirada. Penetro en los túneles abiertos entre libros. El anticuario me sale al paso. No tiene el libro que le pido pero dice que vuelva en siete días. La última vez que un librero me dijo que volviera en siete días, éste conseguía en el plazo establecido el libro agotado que le había pedido, Los demonios de Loudun de Aldous Huxley. Antonio Rabinad en el Mercat de Sant Antoni de Barcelona. Desde entonces, soy de los que esperan siete días a cualquier librero artesanal.

David Llorente presenta su libro Los árboles dormidos en el Café teatr Černá Labuť, un ático en la octava planta de un edificio próximo a la Plaza de la República con unas vistas excepcionales de Praga. Llego tarde, a mitad de una escenificación con dos actrices que apelan a Godot.

 

Praga, 24 de febrero de 2010

Divadlo Ungelt baraja las fechas para el doble estreno de Origami. Este sábado se celebra el Día japonés en Praga con talleres de teatro Nō, kamishibai –relatos ilustrados tradicionales– y, por supuesto, origami.

Hana Hegerová, artista que nos cedió gentilmente su música para Torniquet, relata en una entrevista de radio de hace tres años cómo ayudaba a escribir cartas a presas analfabetas el tiempo que pasó en prisión y cómo a cambio recibía cordón para realizar el koňování, sistema por el cual colgaban las cartas por las ventanas de las celdas y las balanceaban para que pasasen de celda a celda hasta llegar al contacto con el exterior. Impresionante esta mujer. Después de la cárcel, actuó en burdeles porque eran el único sitio donde le permitían cantar. Lo cuenta sin ningún tapujo, no se le caen los anillos. Viva las mujeres de armas tomar.

Con su mandíbula cuadrada y la sombra ruda de su barba cerrada, el profesor de literatura de la Universidad de Carlos Juan Sánchez captura la atención de las alumnas repartidas entre las primeras filas de la sala de actos del Instituto Cervantes. Presenta el documental El deseo y la realidad: Imágenes y palabras de los poetas del 27 de Rafael Zarza y Fernando González de Canales (2009). Su intervención es amena y muy interesante. Por desgracia hay que dar paso al documental, cuya realización, insuficiente en todos los aspectos, confunde sin concesión a los asistentes, servidor incluido. Para colmo, el reproductor del Instituto se pone terco a un minuto del final y la imagen se clava en la pantalla a medio poema de Jorge Guillén. Como dice Estragon al final de Godot, “Pod’me”, y los presentes, ante la pasmada mirada del poeta, abandonan paulatinamente la sala con la sensación de seguir en el mismo punto que al principio.

 

 

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