Críticas de espectáculos

Electra / Chapitô / Festival de Otoño a Primavera

Ese delicioso plato que se come frío 

La compañía portuguesa do Chapitô, representando sus espectáculos en castellano, es un auténtico fenómeno teatral, una fuente sin fondo de imaginación y de astucias escénicas.  Desde su fundación en 1966, do Chapitô ha creado 31 espectáculos, girando con ellos por el mundo, en casi todos los países de América Latina, Estados Unidos, Cabo Verde, China, Irán y varios países de Europa. El lenguaje teatral que ha elaborado se caracteriza por el trabajo muy físico de los actores, el modo cómico, paródico y caricaturesco de abordar los grandes clásicos para hablar de nuestra actualidad. 

Se debe agradecer a Carlos Aladro haber invitado a do Chapitô al Festival de Otoño a Primavera con dos espectáculos, Edipo y Electra, hitos del teatro clásico griego. 

La compañía portuguesa aborda estas tragedias familiares sangrientas con un humor delirante, en forma de parodia, destacando en estas historias lo universal, lo atemporal y lo que, desde que la humanidad existe, mueve el ser humano.

Electra, inspirada en obras de Sófocles y Eurípides, con solo 3 virtuosos actores y un gran protagonismo de cucharas que en este caso tienen también un inesperado talento, es una joya, teatro en estado puro. 

En la trama de Electra, do Chapitô retoma los episodios esenciales de la historia de los Atridas, «una familia bien estructurada» dice en el espectáculo Clitemnestra, una familia empeñada en destruirse mediante una serie de crímenes y vendettas.

Se convoca una guerra para liberar a Elena, esposa de Menelao, raptada por Paris y secuestrada en Troya.

Al no tener viento favorable a sus barcos, por indicación del oráculo, Agamenón, jefe del ejército griego, sacrifica a su hija Ifigenia a Artemisa.

Aprovechando la larga ausencia de Agamenón, su esposa Clitemnestra junto y Egisto, su amante y primo del rey, se entregan al amor adultero y traman su venganza por el asesinato de Ifigenia.

10 años después, a su vuelta de la guerra de Troya, Agamenón es asesinado en su baño por la pareja adultera y su hijo Orestes es enviado al exilio. 

Al regresar secretamente de su exilio, Orestes y su hermana Electra vengan el asesinato de su padre Agamenón, matando a su madre y a Egisto. 

Así se consume ese plato frío llamado venganza. 

El escenario desnudo con solo un montón de cucharas esparcidas por el suelo. Los tres actores interpretan a varios personajes que cambian instantáneamente su caracterización con solo algunos elementos de los vestuarios y distintas formas de usar las cucharas o de ponérselas sobre el cuerpo. 

Las imágenes, los gestos, el juego con las cucharas, totalmente legibles por el espectador, forman junto con el texto un lenguaje escénico cómico que explota, como los fuegos artificiales. 

Los actores y las cucharas crean las imágenes sonoras: imitan el relincho de caballos cuando se habla del caballo de Troya, el balido de los corderos matados por Aquiles enloquecido, ruidos del agua, el perro de Egisto, las cucharas hacen de armas…

Juegos de palabras, bromas, alusiones y evocaciones se multiplican. 

El baño de Agamenón evoca el baño de sangre. Se evocan también, en modo cómico, otros horrores y crímenes de las tragedias griegas: Edipo asesino de su padre y esposo incestuoso de su madre, Medea infanticida…

Do Chapitô maneja con virtuosismo lo cómico delirante, paródico, al borde de lo trágico. 

Por ejemplo, cuando Agamenón llega a casa tras la guerra de Troya, diciendo: «10 años han pasado, estoy de vuelta»: Clitemnestra le responde «¿Ya? No he visto pasar el tiempo». 

También do Chapitô hace un guiño a Hamlet de Shakespeare. El grito de Egisto, creyendo que Orestes está muerto «¿Dónde está el cuerpo?» parafrasea el de Claudio buscando el cuerpo de Polonio matado por Hamlet. 

Con ritmo frenético se alternan los acontecimientos, breves imágenes de la guerra de Troya y las escenas de amor adultero entre Clitemnestra y Egisto.

En su actuación caricaturesca, a veces de payaso, los actores expresan las situaciones, momentos dramáticos, con una gran economía de gestos en las imágenes contundentes.

En la secuencia del sacrificio, Agamenón hace solo el gesto de degollar Ifigenia sentada en sus rodillas. 

Agamenón se ahoga en su baño, empujado bajo el agua por Clitemnestra y Egisto que hacen: glup, glup, glup. 

A Clitemnestra se la mata con una cuchara que hace de puñal y Egisto es asesinado por Orestes y Electra que le tiran cucharas como si jugaran a los dardos. 

Y mientras que Egisto cae al suelo empieza una eufórica danza con la música de Zorba el Griego, cada vez más endiablada. 

Así, bien esta lo que bien acaba. 

Un espectáculo fenomenal, que merece una larga serie de representaciones y no solo 3 funciones que el Festival de Otoño le ha concedido. 

 

 

Irène Sadowska 

 

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