De Grecia el Teatro

Festival Antifascista de Artes Escénicas en Atenas

«El fascismo no sabe bailar. No tiene colores, no canta. Estas son nuestras armas. El fascismo no es un elemento intrínseco de la naturaleza humana, sino que lo engendran las condiciones sociales, asignándole un papel bien concreto. Las palabras, las notas, la danza y los colores son nuestras armas. Empleémoslas contra el miedo y la indiferencia… Empleémoslas para oponernos a la barbarie y al fascismo». Con estos lemas se anunciaba el Festival Antifascista de Artes Escénicas, organizado del 13 al 23 de marzo en el Centro Cultural Autogestionado «Emprós».

Según el boletín de prensa de los artistas que unieron sus fuerzas para llevar a cabo esta insólita iniciativa, «nos juntamos a raíz de nuestras ansias de actuar contra la amenaza fascista que cada día se apodera más de la sociedad. La aparición de grupos fascistas y nazis, la generalizada falta de respeto hacia los inmigrantes y las comunidades gais, bisexuales y transexuales, el racismo del que están impregnadas las instituciones, la generalizada falta de respeto hacia la diversidad humana y las diversas manifestaciones de la violencia a todo lo largo y ancho de la sociedad – incluso en las escuelas –, nos impulsan a tomar iniciativas para hacer frente a este proceso de fascistización de la sociedad del que somos testigos.»

El Festival Antifascista de Artes Escénicas contó con teatro, performances, conciertos, talleres para niños y adultos, así que con debates sobre temas de la actualidad relacionados con la subida del fascismo en la sociedad.

Uno de los elementos en común entre los colectivos y las compañías que participan en el Festival es que se trata de compañías autogestionadas y autoorganizadas que no cuentan con el apoyo de productores-empresarios. Muchas de ellas «intentan encontrar a través de su participación una plataforma de diálogo político. Su teatro está vinculado con el momento social y político actual y con la lucha antifascista.» Así pues, dicho Festival les brinda precisamente «una plataforma susceptible de acoger la interacción entre todos estos grupos.»

Además, los artistas participantes en el Festival aspiran a que esta iniciativa no sea algo puntual sino que «tenga continuidad», porque «al margen de las diversas sensibilidades y orientaciones políticas, el denominador común entre todas estas compañías y colectivos es el Arte y la certeza de que el fascismo va en contra de la naturaleza humana».

El teatro español, de cuya consolidación en los escenarios de Grecia y de Chipre escribí en mi anterior artículo bajo el título «La marca «España» se consolida en los escenarios de Grecia y de Chipre», tuvo su cabida en el Festival Antifascista, con la obra «Cartas de amor a Stalin» de Juan Mayorga, dirigida por Dimitris Milonás. El montaje de la obra de Mayorga, que está en cartelera desde hace más de un mes cosechando muy buenas críticas, fue representado en una sala donde apenas cabía un afilar.

El Centro Cultural autogestionado «Emprós» que acogió el Festival (en griego significa «adelante»), es un edificio histórico de Atenas construido en 1933 para albergar la imprenta de la histórica publicación «Emprós». En 1988, fue arrendado por la Sociedad Estatal de Bienes Raíces al actor y director griego Tasos Bandís, quien lo rehabilitó en un teatro en el que se albergaron hasta 2007 las producciones de las compañías «Morfés» y «Emprós». Tras la muerte del director, el edificio dejó de funcionar y fue abandonado hasta que en 2011, después de 5 años en desuso, fue ocupado por la iniciativa artística «Kínisi Mavili» para albergar proyectos artísticos contemporáneos.

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