Críticas de espectáculos

Muñeca de porcelana/David Mamet/ José Carlos Rubio

La muñeca quebrada

A veces vamos al teatro con la casi certeza de descubrir una obra sensacional que tiene todos los ingredientes del éxito: autor famoso (conocido por su pericia en la construcción dramática, especialmente el suspense), un argumento intrigante, un director reconocido, dos actores de primer plano. Pero en el caso de Muñeca de porcelana de David Mamet, la receta no funciona: en lugar de un plato exquisito sale una comida sin sabor.

De hecho, tras algunas de las obras maestras de Mamet, particularmente Razas -montada por el propio Juan Carlos Rubio en 2010 en las Naves del Español-, Muñeca de porcelana es una pieza de segunda clase. El tema de un político poderoso, un magnate de finanzas corrupto, conocedor de asuntos sucios, mafiosos, en el ámbito de la política en los Estados Unidos, quien utiliza sus influencias y manipula a todo el mundo, fue explotado y roído hasta los huesos, en muchas ocasiones con un mejor resultado, en varias series y películas.

El gran José Sacristán, en el papel de Ross, defendiendo Muñeca de porcelana con gran convicción, no alcanza a salvar una obra sin aliento, sin fuerza, de tal manera que la muñequita se quiebra.

Muñeca de porcelana, estrenada en noviembre 2015 en el Gerald Schoenfeld Theatre de Broadway de Nueva York, y protagonizada por el actor favorito de David Mamet, Al Pacino, tuvo una recepción negativa tanto de crítica como de público.

Hasta tal punto que David Mamet reescribió la obra en diciembre de 2015, cambiando entre otras cosas el final. Casi tres meses después ha sido estrenada en las Naves del Español de Madrid por Juan Carlos Rubio, con esta última versión protagonizada por José Sacristán y Javier Godino.

Muñeca de porcelana se inscribe en la problemática tratada por Mamet en muchas de sus obras: el poder político, económico y de los medios de comunicación; la impunidad de la elite política implicada en la corrupción, acusada de múltiples delitos, quien manejando sus influencias, escapa de la justicia.

En Muñeca de porcelana se trata de un político, magnate de finanzas, poderoso y convencido que «con tan sólo una llamada telefónica puede variar el rumbo de los acontecimientos».

¿Qué cuenta la obra?

Enamorado de una joven mujer inglesa, el político y financiero multimillonario decide jubilarse y casarse con ella. Como regalo de bodas ofrece a su prometida un avión lujoso, comprado en Suiza. Para evitar pagar las tasas de cinco millones de dólares, durante seis meses el avión debe quedarse fuera de los Estados Unidos. Todo parece bien preparado y calculado pero durante su último día en la oficina las cosas se complican. Ross se encuentra en el ojo del ciclón. Aprende, por una llamada telefónica, que por causa de un problema técnico el piloto del avión fue obligado a aterrizar en USA. El avión esta inmovilizado en Toronto con su novia al bordo, registrada y detenida por la policía canadiense.

¿Quien está detrás de la retención del avión? ¿Quién intenta perjudicar a Ross? Se sospecha del candidato al puesto de gobernador del Estado con el cual está en conflicto. El juego de llamadas, amenazas, chantajes, manipulaciones, llega a su punto culminante cuando Carson, el ayudante de Ross, rechaza colaborar con él, temiendo convertirse en el chivo expiatorio.

Solo Ross, el magnate corrupto, y Carson, su ayudante, están en escena. Los otros personajes, fuera del escenario, intervienen en la acción mediante llamadas telefónicas que reciben los dos protagonistas.

En el escenario reina el realismo típico de las series de televisión. Un despacho autentico con puertas, un estante con botellas de whiskey, un armario interior con ropa y caja fuerte; otro con maletas. A la derecha, un sillón relax, una mesita; a la izquierda un escritorio con sillas, varios teléfonos y la maqueta del avión con que al final Ross mata a Carson.

En la puesta en escena demostrativa todo está anunciado. Así, el sonido en el inicio del espectáculo crea una ambiente inquietante, casi terrorífico y en el final invade el espacio. Adivinamos rápidamente lo que va a pasar.

El personaje de Carson, casi un figurante, tiene poca existencia, sirve para dar la réplica a Ross, pasarle las llamadas telefónicas, los documentos, los vasos de whiskey… Es desconcertante por su ingenuidad.

Lo que desconcierta sobre todo es la debilidad del texto. A lo largo del espectáculo Ross suelta las sentencias sin ninguna relevancia, utilizando clichés como: «el dinero da felicidad», «tengo derechos porque soy adinerado», «el dinero es la potencia» o «el mundo está lleno de gilipollas y hay muchos que tienen derecho de votar».

Total, es una obra menor de David Manet que se puede olvidar.

Irène Sadowska Guillon

Obra: Muñeca de porcelana –(China doll) – Autor: David Mamet – Versión:  Bernabé Rico – Dirección: Juan Carlos Rubio – Escenografía: Curt Allen Wilmer – Iluminación: José Manuel Guerra – Intérpretes: José Sacristán y Javier Godino – En las Naves del Español – Matadero, Sala Fernando Arrabal -Del 3 de marzo al 10 de abril 2016

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