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Personal. La Molly Bloom de Viviane De Muynck y Jan Lauwers de la Needcompany

Sobre el concepto de personaje podríamos tener un largo debate. Sobre la diferencia entre los conceptos persona y personaje, también. ¿Hasta qué punto una persona no es más que un conjunto de personajes, según el ámbito en el que actúa? El familiar, el laboral, el de las amistades, etc. En todo caso, en un escenario sí que puede resultar un poco más fácil distinguir entre el concepto de personaje teatral o la afirmación de la persona que actúa, la actriz, el actor.

 

Esto se hace más patente, incluso, cuando se juega con un texto en el que hay un personaje determinado y la persona que lo va a interpretar, por su edad, fisonomía, complexión carácter, profesión y vida, se aleja de las determinaciones que están, más o menos, marcadas en el texto. Esa distancia puede aminorarse mediante las técnicas actorales y de caracterización, mediante la representación de ese personaje de ficción. Ahí, la actriz o el actor, van a hacer un ejercicio de aproximación, modulando su movimiento, su gestualidad, su voz y su caracterización, para convertirse, a los ojos de la recepción, en ese personaje determinado en el texto.

Sin embargo, la dramaturgia también puede, desde los parámetros del teatro posdramático, no ocultar a la actriz o al actor tras la ficción predeterminada por el texto. Esa afirmación de la realidad en escena implica, por si misma, un sentido según el cual la persona, en su veracidad (más que el personaje, en su verosimilitud), deja de ser una metáfora o una figura retórica, para ser alguien semejante y diferente, a la vez, a nosotras/os. Las metáforas y las figuras retóricas se desplazarán a otros elementos dramatúrgicos y de la escenificación, pero la persona estará ahí, en escena, con toda su complejidad y misterio. La persona como desafío al relato, perceptible y asimilable, que todo personaje acaba por ser. La persona va a estar aquí y ahora, con su presencia irresoluble. El personaje, además de estar, va a ser y ese ser, si es, es porque acaba por resultarnos definible.

En el 38 Festival de Almada tuvimos el gran placer de disfrutar con Molly Bloom, de Viviane De Muynck y Jan Lauwers, de la Needcompany. Fue en la Sala de Fiestas de la Incrível Almadense, el 20 de julio de 2021.

La actriz belga, de 75 años, nos ofrece un estar en el escenario habitado por una larga experiencia. Esto se traduce en una presencia muy magnética y cautivadora. La economía de medios expresivos redunda en una mayor intensidad, sin subrayados.

Viviane apenas utiliza una mesa, tres sillas, un cojín, una pitillera, un mechero y un cigarro, que no acaba de encender, aunque, en un momento, lo tenga entre los dedos y lo lleve a los labios.

La mesa, sonorizada con la aplicación de micrófonos ocultos, amplifica el sonido cuando la actriz está del otro lado y también cuando tamborilea en ella con los dedos o cuando da un golpe encima.

No recuerdo que la luz cambie durante los ochenta minutos del monólogo. Es una luz cálida e intensa sobre el escenario y un poco más tenue sobre la grada del público.

Escenario y platea iluminados para una experiencia entre Viviane y nosotras/os. Un encuentro en el cual parecemos amistades de la Molly de Viviane, dispuestas para acompañar sus revelaciones, que no son ni grandilocuentes ni magníficas. Nos mira a los ojos, sin zonas de fingimiento ni ocultación.

La actriz entra en el escenario y se dirige a nosotras/os para saludar y para contarnos lo que va a hacer. “En ocho largas frases sin puntuación, Molly reflexiona sobre su vida y sus deseos”. Ante la complejidad de esas frases, que pasan de una asociación a otra, en la sucesión de pensamientos muy rápidos, De Muynck y Lauwers, tal cual ella nos explica al comienzo, optaron por concentrarse en las observaciones de Molly respecto a los hombres de su vida. “Por mi propio bien y también por el vuestro, le hemos dado una dirección a esos hombres. El primero es Leopold Bloom, su marido, personaje principal de Ulises, y yo lo he situado a vuestra izquierda [apunta hacia la silla de ese lado]. Otro es Hugh Blazes Boylan, un hombre con quien ella ha tenido sexo esa misma mañana, que situaré a vuestra derecha [apunta hacia la silla de ese lado]. Un tercer hombre, muy importante, es su primer amor, Harry Mulvey, que pertenece al pasado y a sus recuerdos, él estará en algún sitio por aquí [apunta con una mano hacia la parte de atrás de la cabeza]. Y, finalmente, está Stephan Dedalus, que pertenece al futuro y quien, de hecho, representa el profundo deseo de reencontrar una inocencia perdida en el pasado. Y todo lo que atañe al futuro estará delante. El contexto es: Leopold Bloom ha llegado a casa de noche muy tarde y muy borracho. Él está durmiendo en la cama. Molly no puede dormir y comparte sus pensamientos con nosotros…”.

Después de esta introducción, sin ningún cambio ostensible, la actriz comienza a contarnos sus pensamientos, los de Molly, pero como si fuesen los suyos, los de Viviane. Ella nos habla. A veces se dirige, con una leve inflexión del tono de voz, a alguno de esos hombres o reproduce algo de lo que dijeron, apenas con un tono un poco más grave en la voz. Eso es todo. Se mueve con libertad, a su antojo. Habla de pie, sentada detrás de la mesa, apoyada en alguna de las sillas de la izquierda o de la derecha, donde se sitúan esos hombres referidos por el discurso, sentada o acostada encima de la mesa, utilizando el cojín para estar más confortable, se quita los zapatos, observa sus pies, acaricia sus pechos y hasta juega con los pezones, saca la pitillera del bolso de la americana y coge un cigarro que no acaba de encender…

Hace pocas actividades, la principal es contarnos sus pensamientos, muchas veces ligados a momentos con esos hombres. La relación íntima con ellos y con el contexto, los lugares, los objetos, la climatología etc., está llena de sensorialidad, de carnalidad.

La manera de mirarnos, mientras nos habla, las leves inflexiones de la voz y del gesto, son de mucha complicidad. Las emociones son sutiles, sin utilizar marcas expresivas denotativas. Para mí fue especialmente fascinante cuando nos miraba con una suerte de malicia y humor al hablar de sexo, con una naturalidad impresionante. Sus confidencias sexuales nunca redundan en el morbo, en lo perverso, ni en lo pornográfico, aunque las descripciones sean ricas en detalles. Es su actitud experiencial y el proceso de asunción de esos deseos y vivencias lo que las transforma en una riqueza, que nos descubre la complejidad de lo íntimo.

En el programa de mano se reproduce una entrevista a Viviane De Muynck, realizada por Kasia Tórz en Amberes el 9 de julio de 2020. En ella la actriz dice: “Nunca comienzo por buscar un personaje. Busco pensamientos que constituyan una persona.»

Y sí, ciertamente, Viviane es una actriz tan maravillosa que no necesita ningún personaje para que Molly Bloom sea una persona con quien compartir su libertad. Ella nos habla directamente, tal como, a veces, se dirige a los hombres que formaron parte de su vida.

Hablar de sexo, de sensaciones, de pequeñas cosas de la vida, y abrir el pensamiento en liberación, constituye un ejercicio de conversación relajada. Todo con luz, en la grada y en el escenario, en una propuesta escénica esencial, enfocada sobre la actriz, desnudándose a través de las palabras de Molly Bloom.

El “y sí yo dije sí quiero Yes”, creo que no es solo el recuerdo controvertido y emocionado del “sí quiero” de un compromiso matrimonial, sino un sí a aceptar quién somos y lo que nos acontece y nos pasa a cada momento, porque no todo se resume a un plan o a una previsión.

En la entrevista aludida, que aparece en el programa, Viviane confiesa: “Las dos cosas más difíciles para mí en la vida son: amarnos y perdonarnos a nosotras mismas. Aceptar quien somos”. Velahí la base. Velahí, también, la demostración de que lo privado y lo aparentemente pequeño, tienen repercusiones enormes en lo público y que, entre personas, más que frente a personajes, quizás nos entendemos mejor en lo más hondo.

En todo caso, es bonito ir al teatro para encontrarnos con personas, habida cuenta que en la calle tenemos que lidiar con muchos personajes.

 

P.S. – Otros artículos relacionados:

Estética y violencia según Jan Lauwers en ‘Billy’s Violence’”, publicado el 18 de julio de 2021.

Jan Lauwers pinta la guerra con trementina pletórica posdramática”, publicado el 13 de julio de 2019.

Isabella’s Room de Jan Lauwers en Almada”, publicado el 16 de julio de 2018.

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