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Títulos, titulitis y confusionitis

“A vaquiña polo que vale!”. Es un dicho gallego que apela a la objetividad de los valores de cambio en una transacción. Tal cual exponía en mi último artículo de opinión, por lo general, el colectivo dedicado a las artes escénicas, sobre todo a la creación e investigación práctica, no suele darle prioridad o importancia a los títulos y méritos que la oficialidad determina. No obstante, de ahí a que no nos importe la discriminación histórica, sufrida por los estudios en el ámbito de las artes escénicas, hay una diferencia.

El tema del título y su nivel, respecto a otros estudios o disciplinas del conocimiento, sí que nos afecta. De hecho, aunque pueda resultar anecdótico, hacía tiempo que un artículo mío de opinión no concitaba tantas reacciones en las redes sociales. Cuando escribo sobre espectáculos y reflexiono sobre aspectos relacionados con la dramaturgia y la escenificación, que es la mayoría de las veces, no concito tanto interés en la recepción. Pero el tema del título, más allá de la titulitis, sí parece importar. “A vaquiña polo que vale!”.

En el citado artículo cometí un error al interpretar la información que aparece en el BOE del 1 de enero de 2022, referente al nivel de correspondencia del Título Superior de Arte Dramático, en todas sus especialidades, en el Marco Español de Cualificaciones para la Educación Superior (MECES).

Mi confusión derivó de la errada lógica, según la cual consideraba que el título que obtuve en el año 2000, en el Institut del Teatre de Barcelona, debería de valer lo mismo que el título que obtiene el alumnado que acaba sus estudios actualmente, por ejemplo, en la ESAD de Galicia. Al fin y al cabo, el título es el mismo: Título Superior de Arte Dramático.

Así que cuando uno tiene claro que el título es el mismo y que, por tanto, tiene que valer lo mismo, pues lee en favor de esa lógica. Pero, no. No hablamos de título, sino de títulos. No vale lo mismo el título que sacamos quienes nos formamos con los planes de estudios derivados de la LOGSE de los años 90, que el título de quienes se formaron con los planes de las reformas educativas posteriores.

España, en materia de Educación, nunca se ha caracterizado por una estabilidad o unos acuerdos unánimes, que se mantuviesen y fuesen respetados en el tiempo. Cada vez que cambia el color político del gobierno, suelen cambiar las leyes y reglamentos educativos. Eso tampoco ayuda mucho a aclararse, excepto que disfrutes leyendo el BOE y los diarios oficiales de las comunidades autónomas, etc.

En el Acuerdo del Consejo de Ministros del 7 de diciembre de 2021, publicado en el BOE del 1 de enero de 2022, se determinó que el Título Superior de Arte Dramático, “correspondiente a la ordenación educativa derivada de la derogada Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre”, LOGSE, y el Real Decreto 754/1992, del 28 de junio, que establecía los aspectos básicos del currículo de las enseñanzas superiores de arte dramático, corresponde al nivel 3, Máster, del MECES.

El Título Superior de Arte Dramático, de los planes de estudios posteriores, se corresponde con el nivel 2, Grado, del MECES.

Parece ser que ese mayor rango del título de quienes estudiamos con la LOGSE y bajo el ordenamiento del Real Decreto 754/1992, del 28 de junio, se debe a que, efectivamente, cursamos un número de créditos superior al que cursan, en los mismos estudios, quienes se titularon con las reformas posteriores. Por ejemplo, en mi expediente académico figura un total de 360 créditos de los de antes del Plan Bolonia, mientras que en el de mi alumnado de la ESAD de Galicia figura un total de 240 créditos ECTS.

El nivel Grado, según el MECES, implica la superación de 240 créditos ECTS. Entonces, aquellos Títulos Superiores de Arte Dramático, antes del Plan Bolonia, los de la LOGSE, vendrían a contener 240 ECTS (Grado) más 60 ECTS (Máster).

Así que, “a vaquiña polo que vale” y, para evitar la confusionitis de la titulitis, vuelvo a exponer aquí el cotarro este, a ver si de esta vez consigo aclararme.

En todo caso, nos vemos en los teatros. También en las aulas para teatro y en el teatro de las aulas.

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