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El género de la Ultranoite

Del Antigo Reino de Galiza, además de una lírica medieval excelsa que, aún siendo de tradición y transmisión oral, se encuentra depositada en los Cancioneiros, con las Cantigas de Amigo, las Cantigas de Amor y las Cantigas de Escarnio e Maldicir, nos queda, hoy en día, el oficio agitador de diafragmas y conciencias en el cabaret a la gallega creado por el GRUPO CHÉVERE en sus «ULTRANOITES» que cumplen 20 años.

Recogiendo la tradición de las Cantigas de Escarnio e Maldicir, con su comicidad transgresora sobre asuntos controvertidos de actualidad, utilizando música y llevándolo a una estética pop, entre televisiva y «perralleira», cercana al Antroido (carnaval), las «ULTRANOITES» constituyen un género en si mismo.

Recientemente el Grupo Chévere estrenó el espectáculo titulado «ULTRANOITE NO PAÍS DOS ANANOS», en clara referencia a la obra cáustica VIAXE AO PAÍS DOS ANANOS del poeta Celso Emilio Ferreiro.

El espectáculo pudimos verlo en el cierre de la XXXI Mostra Internacional de Teatro Cómico e Festivo de Cangas (Pontevedra), el 6 de julio de 2014 y también está programado para el penúltimo día de la XXX Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia (Ourense), el propio 25 de julio, coincidiendo con la Fiesta del Apóstol Santiago (Día da Patria Galega).

Merece la pena, antes de nada, leer lo que el Grupo Chévere anota en el programa de mano de esta «ULTRANOITE NO PAÍS DOS ANANOS»:

«En enero de 1993 empezaron a hacerse las Ultranoites en la Nasa (Sala Nasa en Compostela), al mismo tiempo que la Xunta inventaba un alter ego para incorporarse al futuro, el Xacobeo, surfeando sobre la marea de subvenciones que llegaban de la UE. La Galicia xacobea y la Ultranoite crecieron en paralelo sin cruzar nunca sus caminos. Por una llegó dinero a man salva para pagar autovías, alta velocidad, aeropuertos, polígonos industriales, paseos marítimos e incluso una Cidade da Cultura que permanece en ruínas como símbolo de un país de enanos que quiso ser gigante. Mientras, la Ultranoite hizo su inmersión en canales subterráneos para ofrecer un reflejo cómico, crítico, gamberro y perralleiro de esa realidad tan aparente pero tan hueca.

Ahora, 20 años después, y mientras no llega la próxima celebración xacobea, hacemos una paradita en el camino de la Ultranoite para echar la vista atrás con tanta ingenuidad como rencor y certificar musicalmente nuestra derrota.

El País de los Enanos es un viaje retranqueiro al tiempo y al lugar que nos tocó vivir. Le podemos llamar Galicia si queremos. Para retratar esta tierra nos servimos de dos autores emparentados por su mal humor y un lirismo tan afilado como insultante: Jonathan Swift y Celso Emilio Ferreiro.

Esta Ultranoite tiene un estómago y un corazón. Con el estómago en la mano hicimos unos sketches llenos de tópicos, chascarrillos y lugares comunes para liberar unas risas cómplices. A corazón abierto ofrecemos un conjunto de músicas y canciones sin lugar para la esperanza, pero de un lirismo, una belleza y una contundencia incomprensiblemente arrebatadoras.»

Ciertamente, en este musical cabaretero, los de Chévere le dan un buen repaso a los de arriba y a los de abajo. Esos enanos sumisos, con vocación de súbditos, que sostienen y se doblan ante los primeros.

Por el escenario, entre la «parade» de números cómicos de aire circense, desfiló la voz en off de Manuel Fraga Iribarne, expresidente de la Xunta de Galicia, uno de los padres de la Constitución Española y exministro del Dictador. La voz de Fraga en una grabación del mensaje de Noche Buena para la Televisión de Galicia. En esa grabación, el anciano presidente se cabreaba con sus asesores y con los técnicos de la televisión porque le movían la cámara o le retocaban el maquillaje o la corbata. Así, cada vez que Fraga comenzaba el candoroso discurso de Noche Buena, le surgía algún inconveniente que lo iba enfureciendo «in crescendo».

La voz en off, en castrapo (mezcla vulgar de castellano y gallego) de los declarantes en uno de los juicios más escuchados de internet: «¡Canta claro!», le dice el marido a la esposa, ante el juez, para que ella no utilice eufemismos en su declaración sobre las amenazas de un vecino, a lo que ella contesta: «Me dijo que me iba fender la cona en cien mil pedazos»…

La voz en off de un Conselleiro de Cultura anunciando las actuaciones estelares de un Xacobeo, pero diciendo mal todos los nombres extranjeros al acercarlos, por homofonía, a expresiones españolas, por ejemplo, al grupo inglés de música electrónica The Quemical Brothers, les llamaba los «Séminal Broders».

La voz en off de un exalcalde de Compostela, que había acusado y amenazado al Grupo Chévere y a la Sala Nasa por colaboración con el Terrorismo y que, finalmente, fue juzgado por haber cometido un delito fiscal.

Patricia de Lorenzo, Miguel de Lira, Mónica García, Arantza Villar, César Goldi, Xesús Ron, acompañados por los músicos Xacobe Martínez Antelo, Max Gómez y Manuel Cebrián, con música original de Xacobe Martínez Antelo, realizan una Ultranoite compuesta de diferentes números cómicos en los que utilizan también diversas modalidades escénicas.

Por ejemplo, la primera escena es una especie de pantomima en la que todo el elenco yace en el suelo atado de pies y manos. El número, musical y cantado, consiste en irse levantando del suelo e intentar moverse para conseguir desatarse y marchar. Como un coro de zombies que quisiera huir de sus cadenas.

Otro de los números es una parodia de «Luar», el programa de variedades más antiguo y más famoso de la televisión autonómica. Mientras Patricia de Lorenzo canta una canción burlesca, César Goldi, Xesús Ron y Miguel de Lira hacen el ballet hiperbólico y cursi que acompaña a la cantante, a imagen de aquellas coreografías decorativas que ponen en ese tipo de programas de televisión para hacerle el relleno y darle un poco de movimiento al cantante o a la coplera de turno.

Otro número, también en imitación paródica de los concursos de entretenimiento televisivo, es el concurso-oposición desde Silleda (el centro de Galicia, una localidad donde la Xunta suele organizar los exámenes de oposiciones a la función pública). Con un estilo circense, tres concursantes aspiran a obtener un puesto importante, para ello deben incurrir en la paradoja de recitar un poema de Celso Emilio Ferreiro sobre la lengua gallega, pero intentando eliminarle, progresivamente, el gallego. Primero deben decir el poema en gallego totalmente normativo y después ir substituyendo palabras por otros idiomas, castellano, inglés, francés, hasta erradicar el gallego. Un objetivo, este de conseguir la desaparición de la lengua gallega que, progresivamente, parece ser conseguido por la administración y otras instituciones públicas gallegas.

Otro número es la parodia del «enxebrismo» de postal folclórica del Ballet Galego Romay Beccaría, una hipérbole, quizás, de aquel Ballet Gallego Rey de Viana que sostenía la Administración gallega.

Otro número escarnece la tendencia a una sanidad semipública ejercida, en el sketch, por una teleoperadora.

Y el fin de fiesta es una procesión del Apostol el 25 de julio. En la música del desfile se mezclan acordes del himno gallego, el himno de España, la sintonía electoral del Partido Popular, la Marcha del Antigo Reino de Galiza… En la ofrenda, el Apostol, procederá a indultar y a condernar a algún culpable («Es mejor tener culpables que responsables») entre el electricista de la catedral que robó el Códice Calixtino, el capitán del petrolero Prestige, Apostolos Mangouras, que inundó de chapapote las costas, la representante del Grupo Mixto en el Parlamento de Galicia, formado por ella misma después de escindirse de otros partidos políticos y el maquinista del tren Alvia que desacarriló en Angrois el pasado 24 de julio.

La actualidad y sus embustes se ponen en evidencia mediante el petardo de la farsa que hace saltar, a golpe de carcajadas, cualquier tabú, cualquier santón. La Ultranoite es un cabaret político capaz de hacer reír a propios y extraños porque el registro clownesco funciona, incluso, más allá de las referencias locales como dispositivo de comedia universalizador. El clown de los Chévere no tapa a las actrices y a los actores. Por debajo del simulacro, del disfraz, del personaje estereotipo, están estas actrices y estos actores haciendo fiesta y contagiándonos su cachondeo y su guasa.

Afonso Becerra de Becerreá.

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