Un grupo femenino de estudiantes de teatro, Las Tesis, trascendieron su voluntad de obtener el título profesional, con una performance llamada “El violador eres tú”. Sin quererlo, su performance representada primero en las calles de Valparaíso, se transformó de cierta manera en el himno de la lucha feminista, siendo replicada en las más diversas latitudes y por grupos etarios disimiles.
Por supuesto causó revuelo con posiciones a favor y otras en contra, porque el que me acusen de violador, acto que considero de lo más repudiable, me remece en lo más íntimo. Objetivo buscado, objetivo logrado.
Llegó en Covid-19 y los, las les, lxs pasaron a un olvido obligado tras las mascarillas. Olvido obligado, pero sin duda momentáneo porque la causa feminista ha demorado demasiados años en levantar la voz para exigir igualdad de géneros.
Ya han existido muchas otras pandemias desastrosas desde la Peste Antonina entre los años 165 al 180 con 5 millones de muertos la Covid-19 actual sin un conteo final de muertes, pasando por la Peste Negra entre 1347 y 1351 con 200 millones de muertos y la Gripe Española entre 1918 y 1919 con 50 millones de muertos.
A pesar de lo mortal de estas Pandemias, la vida ha sabido abrirse paso ante las contrariedades y siempre se perpetua, al menos hasta ahora.
Esta Pandemia, espero que más temprano que tarde, pasará a los libros de historia para, ser estudiada por quienes sobrevivan, pero lo que será un continuo, es la peor Pandemia de todas, a la cual nuestro planeta ha podido sobrevivir desde hace millones de años.
Podría considerarse el virus más dañino de todos, ya que, al igual que la característica principal para definir un virus, necesita de otros seres vivos para existir, de los cuales se aprovecha hasta terminar exterminándolos y con esto, ellos mismos desaparecer. Se ha demorado y ahora parece estar llegando al límite aberrante de aniquilar a su anfitrión; el ecosistema en el cual subsiste. Me refiero al ser humano.
La Pandemia eres tú.
A diferencia de un virus inconsciente, el ser humano tiene plena conciencia de las consecuencias de sus actos, pero ya que es de los pocos, sino el único ser capaz de ir a contra natura, a pesar de hacer todo lo posible por eliminar a su anfitrión, y con ello terminar con su propia existencia, sigue haciéndolo.
Todos los estudios e indicadores señalan como hemos llegado al borde del abismo y como inexplicablemente estamos dando un paso más.
Calentamiento global capaz de producir inundaciones en el desierto y sequías en la agricultura, islas de plástico y micro plástico en el estómago de especies marinas, contaminación ambiental repletando hospitales, hambrunas a pesar de que se tira a la basura mucha comida para no perjudicar el negocio, todos los días se extingue una especie y seguramente, aunque no tan seguido, se crea alguna arma biológica solo por si alguna vez se necesitara.
Si apenas puedo tratar de modificar algunos de mis malos hábitos, difícilmente tendría el poder de cambiar el actuar de otros, pero al menos tratare de no seguir adelante hacia la auto destrucción.
La Covid-19 pasará y seguramente será desplazado por la Covid-20 y la 21 y el 22…
El único virus que lamentablemente persiste y es la Pandemia eterna, somos nosotros.
