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Diversidad y democracia

Estas semanas he estado por algunos teatros de Londres, he visitado algunos museos de la capital británica y de Oxford, he caminado por las calles etc. Me ha sorprendido la gran variedad étnica y la enorme diversidad de apariencias, estilos y tendencias fuera del canon. Personas de todos tipos y estéticas trabajando en tiendas y en las instituciones. He sabido que para acceder a un trabajo no se puede enviar la foto con el currículo, porque lo que importa no es la apariencia, el sexo, el color de la piel, la estatura, el peso, el grado de belleza, sino la capacitación y experiencia para el empleo al que te postules. Hasta me atrevería a decir que en Londres el grado de belleza o fealdad del canon no escrito, que manejamos en la Península Ibérica, ha sido abolido.
Una amiga, que trabaja aquí, me dice que nos llevan muchos años de ventaja en eso de la democracia. Ciertamente, nuestras democracias, la portuguesa y la española, aún son muy nuevas y aún tenemos partidos políticos y un buen montón de gente que echa de menos a los dictadores y que, si pudiesen, nos volverían a llevar a aquellos tiempos oscuros.
En el Evening Standard del 11 de agosto, un diario que puedes coger gratuito a la entrada del metro, leo una entrevista, a dos páginas, titulada “The Met allows you to be yourself and bring your whole self to work” (La Met [policía metropolitana de Londres] te permite ser tú mismo y llevar tu manera de ser al trabajo), a dos policías, uno de ellos transexual y el otro gay. Según parece la Met está comprometida con aumentar la diversidad y la relación con esas comunidades.
Otra cosa que me ha llamado la atención fue la bandera LGTBIQ+ ondeando, como símbolo de los derechos humanos, en los mástiles de instituciones principales, como la British Library. Una buena parte del personal del Natural History Museum con collares con la bandera identificándolos como parte de una comunidad diversa, quizás para que otras personas no heteronormativas encuentren visible esas otras opciones vitales.
En el Museum of London, una parte de la exposición dedicada a la historia de la comunidad LGTBIQ+ y la lucha por sus derechos en la ciudad. En la British Library, en la galería en la que exponen sus tesoros, entre los manuscritos de Virginia Woolf o el original también manuscrito de la pieza An Ideal Husband de Oscar Wilde, una sección titulada “Proud Words” (Palabras orgullosas), con una cuidada colección de los primeros manifiestos, periódicos, revistas, libros y otros materiales con los que las personas LGTBIQ+ abrieron los caminos de la libertad.
También en el British Museum aparecen especialmente señalizadas, con la etiqueta “Desire, love, identity” (Deseo, amor, identidad), obras de arte y joyas de la antigüedad de esa temática, ofreciendo, de este modo, una perspectiva histórica de la diversidad.
En la tienda de libros del National Theatre, los estantes centrales están dedicados a las últimas novedades, tanto en ensayo de artes escénicas como en piezas teatrales, alrededor de la transexualidad, el queer, el universo gay y lésbico. Antologías de piezas trans, teatro queer, performance lgtb, etc.
¿Por qué ocupan el centro de la librería, si no estamos en el llamado mes del orgullo? ¿Por qué una enorme bandera LGTBIQ+ ondea en la entrada principal de la prestigiosa British Library? ¿Por qué en todos os teatros a los que he ido hay símbolos que visibilizan la diferencia en pro de la igualdad?
Por algo será, ¿no?

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