Foro fugaz

Ryszard Cieslak, actor total

Polaco, de la estirpe de los mártires del teatro, nacido en Kamisz en 1937, muerto en Houston, Texas en 1990 a los 53 años. Hoy, en este diálogo con las sombras al que nos ha sometido el confinamiento, quiero recordarlo. 

 

Lo vi por primera vez en la Ciudad de México, en El Príncipe Constante de Calderón trabajo cumbre de su expresión en el Teatro Laboratorio de Grotowski; después perdí su trazo, su nombre, pero nunca la imagen de entrega hacia otros mundos que dejó en mi memoria después de verlo en escena. Pan blanco, su cuerpo. Su entrega era tal en esas obras, que uno dudaba de su regreso a la realidad después de esos trances. Y sin embargo Cieslak fue uno de los pilares de la experiencia del Teatro Laboratorio, quien mejor representó sus teorías, y quien pudo asociar técnica tradicional de actuación, con las experiencias más audaces del subconsciente. Además de ofrecer talleres prácticos, conferencias y convertirse en director de teatro. Un hombre de teatro completo, pero que viajó por otros caminos de la representación y del conocimiento teatral. 

Grotowski abominaba la histeria escénica, creía en la disciplina formal y el trabajo de equipo. En un ensayo sobre Antonin Artaud denominado No era totalmente él, nos previene: «cuando vemos todas esas representaciones viciosas del teatro de avant-garde, de muchos países, esos trabajos abortados y caóticos, empapados de la supuesta crueldad inspirada por Artaud que no asustaría ni a un niño, esos happenings que sólo revelan una falta de habilidad profesional, un sentimiento de inseguridad y el amor a las soluciones fáciles, (…) entonces sí creemos en la crueldad, pero contra Artaud». 

Regresemos a Cieslak, el actor que dedicó vida y talento a otra forma de interpretación, que buscaba cada noche su transformación en un médium para hablar de y con los espíritus escondidos en los textos. Él mismo mitad cuerpo, mitad espíritu se entregaba totalmente a su trabajo hasta el éxtasis. 

Pero pronto pasó a la puesta en escena y finalmente su última actuación antes de fallecer fue con el grupo de Peter Brook en el Mahabarata en donde Ryszard Ceislac actuó como el rey ciego, Dhiritarashtra, de esa epopeya hindú. Ahí volví a verlo en escena, pero si bien su actuación se enmarcaba dentro de los cánones de una creación tradicional, me impactó ver su trabajo y su gesto de ciego con los ojos abiertos hacia otros mundos. 

Una nota aparte merece la puesta en escena del Mahabharata de Peter Brook de 1986 en el Festival de Avignon, pero no será ahora que lo intentemos. Baste decir que la presencia en ese gran proyecto de Cieslak fue fundamental y su interpretación del rey ciego, pilar del conflicto, crucial para el desarrollo del drama. 

Quienes se interesen en esta galería de remembranzas teatrales pueden ver actuar a Cieslak en documentos que aparecen en YouTube, una filmación arcaica y limitada del Príncipe Constante (https://youtu.be/kvYNCgWWgWk ), y una versión muy interesante del Mahabharata que yo les recomiendo ampliamente (https://youtu.be/EENh1hxkD6E). También apareció en 1992 (después de su muerte) un libro en la editorial Actes du Sud, Ryszard Cieslak acteur-emblème des années soixante (Ryszard Cieslak, actor-emblema de los años sesenta) con artículos de Peter Brook, Grotowski, Taviani y otros. 

Ryszard Ceislak, un actor pobre que dejó una huella profunda en la efímera escena del mundo, efímera pero inolvidable para quien tuvo la oportunidad de verlo en escena.       

París, marzo de 2021

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