Críticas de espectáculos

Kokoroko/Txiskiñe

Mi huevo
Obra: Kókoroko
Autora: Garbi Losada
Intérpretes: Gorka Otxoa, Miren Ibarguren
Escenografía y vestuario: La Gallina Ciega
Iluminación: Carlos Salaberri
Dirección: Garbi Losada
Producción: Txiskiñe – Ados Teatroa, S.L.
Centro Pumarín –Gijón- 17-02-03 FETEN
Conforme las propuestas se dirigen a públicos de menor edad, los códigos, las estructuras dramáticas deben difuminarse una manera activa para intentar establecer una comunicación bastante más directa, sin apenas revestimientos ni complejidades. La sencillez como guía hace que, a la vista de un adulto en actitud crítica, se detecten demasiadas lagunas, un simplificación que no acaba de justificarse por la consecución de otros puntos referenciales, como puede ser el ritmo, el humor, la participación y, cómo no, el mensaje, la fábula gallinácea que en este caso se nos cuenta.
Parece una buena idea convertir a la gallina y al gallo que nos cuentan sus cuitas en un territorio clownesco. La nariz roja, la actitud, el movimiento, le dota de un tejido semántico más humanizado, para que la posible identificación subjetiva se pueda convertir en una átomo formativo. Pero al no desarrollarse hasta su últimas consecuencias, nos encontramos ante una situación paradójica, en donde no acaban los personajes de mostrarnos sus necesidades o sus objetivos. Nunca acaban de concretarse las intenciones, se va a saltos narrativos y concluye con un detalle maternal, el huevo, mi huevo, el huevo de esa gallina divertida que se vuelve en madre amantísima ante su retoño.
Tiene buena factura, hay un trabajo limpio en muchos elementos, no acabamos de encontrarle la gracia a las músicas populares elegidas, tiene dos momentos de poética visual reseñables, el inicio de la obra y un juego de títeres con huevos. El ritmo es desigual, pero cuando parece estar todo mejor ajustado alcanza valores añadidos y los intérpretes consiguen que sus personajes se acerquen a los más pequeños. Quizás lo hagan de una manera muy melosa, pero eficaz. La delicadeza de muchos momentos se oscurece con algunos trazos gruesos y la debilidad estructural muestra algunas grietas por donde se pierden energías.
Carlos GIL

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