Críticas de espectáculos

La ventana de Chygrynskiy/José Ramón Fernández/Teatro El Zurdo

Tan cerca, tan lejos

 

 

Obra: La ventana de Chygrynskiy. Autor: José Ramón Fernández. Reparto: Miguel Barderas, Beatrice Binotti, Luis Crespo, Eugenio Gómez y Nuria Benet. Músicos: Nando Lago, Tozo, y Jorge Vestel. Escenografía y vestuario: Mónica Boromello. Iluminación: Víctor Cadenas. Dirección: Luis Bermejo. Compañía:Teatro El Zurdo. Sala Cuata Pared de Madrid, hasta el 23 de enero.

La acción, los personajes y el aislamiento suceden en Barcelona, pero bien podrían ubicarse en otra gran ciudad. «La ventada de Chygrynskiy», un texto de José Ramón Fernández, se instala en el edificio vertical de un barrio cualquiera en un urbanismo de aluvión.

La obra parte de lo local alcanzando una dimensión global para desarrollar el concepto espacio como elemento que aglutina y aísla a la vez. La pieza indaga en el espacio, en el hábitat urbano de la sociedad contemporánea y reflexiona someramente acerca de la incomunicación física a pesar de la inmediatez. Por supuesto, en el espacio compartimentado habita una fauna humana con su sicología peculiar, pero pienso que el aislamiento físico está por encima del aislamiento mental y de la soledad, porque no se profundiza en estos conceptos. Incluso, cabe pensar que el multiculturalismo que aparece aporta color, puede ser más anecdótico que esencial.

José Ramón Fernández ha escrito un texto realista en el más puro sentido. No obstante, como es habitual en él, el realismo no significa la realidad fotográfica sino la que aparece distorsionada por la línea de la utopia; es un tipo de realismo que raya con la lógica / ilógica; es ese punto extremo de la realidad que deja de ser cierta para que aparezca la teatralidad.

Y una de las formas con la que muestra la teatralidad es fragmentando las historias a modo de «skets», a la manera de un puzzle que adquiere sentido en el conjunto. Otra manera de diferenciar la teatralidad de lo real es aplicando cierto tipo de humor que, sin llegar a la parodia, alivia del punto amargo de los personajes y de cada situación.

A Chygrynskiy, un jugador de fútbol que no es alineado en su equipo, le han denunciado los vecinos porque ha abierto en su departamento una ventana desde la que dice ver a su madre que vive en Ucrania. A partir de esta fantástica realidad, los vecinos se encuentran y entrecruzan cada uno con su historia personal que es mera descripción sicológica. No llegan a la interrelación, solo coinciden lo imprescindible para entablar unos diálogos que subrayen su separación. Incluso hay un momento de la representación en el nadie se escucha, todos hablan a la vez mientras suena la música con potencia. Ninguno de los personajes da muestras de ansiar la convivencia, de conformar una relación social.

Luis Bermejo ha dirigido la parte espectacular dejando que los diálogos fluyan frontales, encarados descaradamente al público que actúa de simple mirón porque no tiene opción de implicarse en el juego teatral. Será por lo de la ventana. Aunque al final hay un guiño de pretendida integración, el montaje no es participativo por más que el excelente trío de músicos callejeros arranquen palmeos en alguna canción.

La escena está presidida por la puerta de un ascensor. Un espacio central, un cuadrilátero neutro formado por unos colchones cubiertos con una tela a medio camino entre colcha y tatami, está flanqueado en la penumbra por estancias individuales marcadas por un tenue punto de luz. En el proscenio, el trío de músicos al pie de una farola callejera.

Al parecer, Luis Bermejo ha querido destacar la individualidad física de los personajes, la fragmentación de escenas, y el humor del texto que se apoya tanto en un lenguaje cotidiano como en situaciones un tanto forzadas. Con este planteamiento, se ha conseguido una comicidad que no llega a caricaturizar personajes ni conceptos pero se acerca al cómic, a las historietas realizadas con viñetas para una publicación impresa. Salvando las distancias, da la sensación de que estamos ante una entrega de «Rue 13 del Percebe» sin más pretensión que entretener en el sentido más básico y comercial.

Con todo, en «La ventana de Chygrynskiy» con la compañía El Zurdo se aprecia el buen oficio del teatro y de quienes se dedican a esta sagrada función. Actores, actrices, músicos, dirección y dramaturgo muestran la difícil tarea de hacer fácil y natural la actividad de esta noble profesión.

Manuel Sesma Sanz

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