Críticas de espectáculos

Nao d´Amores/Gil Vicente/Ana Zamora

Regreso al origen

La compañía segoviana Nao d’Amores nació en Portugal de la mano del prestigioso director, actor, dramaturgo y siempre maestro Luis Miguel Cintra. Por estas fechas está celebrando los 15 años de su periplo teatral en el que los éxitos y el reconocimiento artístico se han sucedido en cada arribada a puerto, en cada representación.

Desde el inicio de su singladura ha tenido el teatro renacentista y prebarroco en el horizonte aunque no ha desdeñado el teatro contemporáneo; ha navegado con el rigor científico para investigar en textos desconocidos y en muchos casos olvidados; ha seguido el rumbo de la excelencia artística aunando el juego teatral con la música de la época; el autor Gil Vicente ha sido su estrella guía hasta el punto de que la compañía ha tomado el nombre de una de sus obras que hoy ha salido a la luz; y Ana Zamora ha capitaneado la nave con el coraje de una mujer inteligente y fuerte para bordear las tormentas políticas –recuerdo la puesta en escena de «Penal de Ocaña»- y para resistir los ataques de tiburones y ballenas que le achacan un teatro arqueológico y caduco; en fin, la directora de Nao d’Amores se ha rodeado siempre de un equipo de navegantes de gran categoría, especialistas todos en su quehacer.

El 15 aniversario de la compañía coincide con el regreso al origen. Coproducido con la Compañía de Teatro de Almada, Portugal, Ana Zamora ha propuesto una pieza que es una fiesta de celebración en sí misma. La obra «Nao d´Amores» fue escrita por Gil Vicente en 1527 para festejar el regreso de D. Joâo III y su esposa Catarina de Austria a Lisboa tras el exilio obligado por la peste. Regreso al origen, viaje metafórico y celebración son los términos que pueden definir esta representación teatral.

El texto plantea un juego alegórico del barco como viaje a una isla fantástica en medio del océano, y como contenedor de ilusiones, de vitalidad y de amor. Aquí el amor no es un amor físico, ni siquiera humano, sino es un amor ontológico que habla de las ganas de vivir.

Y para vivir este tipo de amor hay que estar, en cierto modo, tocado por la locura. En este sentido, los personajes, que son dispares en su estado social –un fraile, un negro, un pastor, un viejo- les une la aventura del amor que es el vivir.

La metáfora está servida: una nave, una travesía, unos condicionantes de los personajes… Y la compañía Nao d´Amores valida su trayectoria artística metafórica: quizá haya que estar un tanto loco para navegar con el teatro, como medio de vida, cultura, acaso para minorías porque no persigue en exclusiva la mera mercantilización, pero el teatro al fin, la cultura, el pensamiento, la identidad.

En la propuesta escénica de la pieza, Ana Zamora vuelve, quizá nunca lo dejó, al juego de jugar, a jugar a hacer teatro, a simular una representación dentro de la representación.

Los personajes, en un principio, son los propios cortesanos que quieren agasajar al Rey realizando el juego de escenificar una historia sencilla que no hay mucho que entender: hay que estar loco para poder subir a la nave. Pues bien, parte del juego consiste en transformar un arco del palacio en una nave mientras se canta, se baila, se bromea, se burla, se festea y se disfrazan de zangarrón.

Y es que el juego de disfraces evoca la costumbre carnavalesca y popular de la región de «tras os montes» al norte de Portugal, allá donde los gallegos y los portugueses comparten la tradición.

Aparte de la maravillosa imaginación de los figurines, la música traza un discurso coral, no dialoga, sino ambienta la fiesta con las acciones. Músicas que interpretan en vivo instrumentos de la época, intérpretes que cantan, cantantes que bailan, todo eso conforma el juego. En este montaje la música forma parte del juego en igualdad de importancia porque así es la celebración.

La puesta en escena, aparte de la escenografía descrita y de un suelo que muestra un fabuloso océano, emplea el castellano y el portugués antiguos y populares; al parecer, así lo pretendía el autor. Con las lenguas siempre se plantea algún problema de comprensión según cada país. Quizá lo que para los portugueses no sea muy importante porque ellos comprenden el castellano, para los espectadores españoles pueda plantear algún reparo. Sin embargo, la comprensión literal carece de importancia debido a que la historia es el mero juego. La posible traducción con sobretítulos solo aporta la comprensión de las burlas y de las partes irónicas, pero en caso de no traducir el texto, la historia no se desvirtúa porque es lo que es.

Finalmente, hay que significar que el día del estreno absoluto en el Teatro Municipal Joaquim Benite de Almada, los intérpretes mostraban cierta tristeza, faltaba la alegría habitual de lo que es el juego de pura diversión. El elenco, en su mayoría portugués, transmitía felicidad, pero con algún distanciamiento; parecía que faltara un punto de diversión, de tomarse la representación en forma lúdica porque la pieza es un divertimento; se echaba en falta la diversión.

Manuel Sesma

Espectáculo: Nao d´Amores. Autor: Gil Vicente. Intérpretes: Catarina Melo, Estêvâo Antunes, Filipa Meneses, Luis Lima Barreto, Moisés Maroto, Sergio Adillo y Silvio Viera. Escenografía: Richard Cenier, Figurines: Deborah Macías. Coreografía: Javier García Ávila. Iluminación: Miguel Ángel Camacho. Arreglos y dirección musical: Alicia Lázaro. Dramaturgia y dirección: Ana Zamora. Coproducción de la Compañía de Teatro de Almada con Nao d. Amores. Teatro Municipal Joaquim Benite de Almada. Estreno absoluto, 33 Festival Internacional de Teatro de Almada, Portugal 5 y 6 de julio

Manuel Sesma Sanz

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