Críticas de espectáculos

The Table/Blind Summit Puppetry/Titirimundi

Una marioneta en clave mayor

Tradicionalmente se ha considerado al mundo de las marionetas como un teatro menor. Menor, en cuanto que era un teatro para niños; menor porque generalmente no se utilizaban grandes y sofisticados montajes; menor porque los personajes, marionetas al fin, carecían de naturalidad cuando todo estaba dominado por el teatro naturalista. En fin, el teatro de marionetas ha sido subestimado entre el público y entre el gremio escénico en general, aunque haya estado presente en la obras de autores «tan aficionados» como Cervantes, García Lorca, Valle Inclán, Alberti. Falla compuso «El Retablo de Maese Pedro» con escenografía de Picasso para La Tía Norica, compañía de títeres gaditana que desde el siglo XVIII hoy tiene continuidad.

Con todo, hoy vivimos en un mundo globalizado donde ningún arte puede considerarse menor, entre otras cuestiones, porque las artes se funden unas con otras aportando técnicas, estilos, estéticas y contenidos propios dentro del mismo acontecimiento o función.

Sin duda, hoy el universo de los títeres ha adquirido entidad propia como manifestación artística que, independientemente de la inversión económica para su producción, puede codearse con otras obras de arte consagradas, debido a su enorme calidad basada en las técnicas adquiridas, en las múltiples posibilidades creativas y en su capacidad de comunicación.

Técnica, creatividad y comunicación son algunas de las señas de identidad de la compañía británica de marionetas Blind Summit Theatre que desde 1997 cuenta sus trabajos por éxitos indiscutibles: «A Dog’s Heart», «El Patrón y Margarita», «Madame Butterfly». Y ahora «The Table», espectáculo con el que se ha inaugurado la XXVIII edición de Titirimundi, Festival de Títeres de Segovia.

En principio, hay que decir que «The Table» es un espectáculo para una marioneta de tela y cartón que es manejada por tres personas a la vista del público sobre una mesa. Con la técnica Bunraku japonesa el montaje está cargado de simplicidad pero se eleva a cotas artísticas de máxima calidad debido, y sobre todo, a una extraordinaria maestría de la manipulación; pero también, debido a un dominio escénico que convierte a la marioneta en una arte mayor.

Y es que en «The Table» se dan cita buena parte de las prácticas escénicas que son habituales en el teatro convencional: el monólogo, la danza, la metateatralidad, la narración, la magia, el cabaret, el distanciamiento de Brecht, el existencialismo de Sartre, el absurdo de Beckett, el mimo, el cómic, y por supuesto, la ingenuidad marionetística. Teatro de texto, teatro físico y de improvisación, teatro poético, emotivo y para la reflexión, todo un catálogo de géneros y formas escénicas se dan cita en este montaje ágil, entretenido y cautivador.

Personalmente, necesitaría la extensión de un ensayo crítico, que no es el caso que persiguen estas líneas, para demostrar el catálogo mencionado ubicando escena por escena. Solamente valga decir que el trabajo de Blind Summit Theatre merece nuestra máxima consideración.

Al parecer, el espectáculo tiene su origen en la reutilización tanto del muñeco como de un proyecto escénico anterior. En origen, Moisés –que así se llama el muñeco– iba a representar al personaje Emmanuel Goldstein líder de la resistencia secreta en la obra «1984» de Orwell. La figura del muñeco estaba inspirada en los carteles publicitarios de propaganda antisemita nazi. Debido a la gran calidad del muñeco se decidió no utilizarlo en aquel montaje. Pero unos meses más tarde, la Comunidad judía de Londres propuso a la compañía realizar un evento cultural. Así surgió Moisés y «The Table» como una investigación existencial sobre la naturaleza humana y divina, todo un tema de arte mayor.

En el espectáculo, el muñeco comienza a tener vida propia como un actor que hace estiramientos físicos y pruebas de voz; reconoce y explora el espacio –la mesa física–, juega con los manipuladores y con el público en un monólogo que trasciende desde lo más pedestre hasta hablar con Dios. El personaje introduce la historia de las últimas 12 horas de existencia del personaje bíblico. A lo largo de la narración, entra y sale en la historia con juegos escénicos sorprendentes en los que lo mismo representa a Dios que él mismo labra las tablas de la Ley, vuela, corre, baila, habla con una espectadora, empuja la mesa donde actúa, desconecta la iluminación del escenario, esparce la sangre que le brota de un muñón porque se ha quedado sin mano, queda en éxtasis por su existencia… Es decir, juega con la poética escénica y con la imaginación del espectador.

La excelencia manipuladora de los tres marionetistas visibles, la capacidad expresiva del muñeco, la historia que se narra y el juego escénico excepcional hacen de «The Table» un espectáculo sencillo y grande a la vez, intelectual y emotivo, divertido y profundo, físico e imaginativo. El trabajo de Blind Summit Theatre es de arte mayor.

Y por si algo no convence, el espectáculo acaba como el mejor teatro popular de los cómicos que, al finalizar la función, piden disculpas al público. Moisés dice: «¿Qué esperaban? Solo soy una marioneta, un títere sobre una mesa». Ni menos ni más.

Manuel Sesma Sanz

Espectáculo: The Table – Creación: Blind Summit Puppetry – Intérpretes: Mark Down, Sean Garrot e Irene Strateva – Construcción y diseño de la Marioneta: Nick Barnes – Dirección: Mark Down – Compañía: Blind Summit Theatre – Festival Titirimundi de Segovia, en gira.

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